𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐂𝐚𝐨𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟏 "𝐀𝐫𝐫𝐞𝐩𝐞𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨"

- Levi Ackerman -

Mikasa...

Necesito que vayas a la cabaña de Gunter y estés allí hasta que yo te lo indique...

No tengas miedo, haré todo esto por el bien de nuestra madre...

Antes que vayas, necesito que ella esté en su cama, y deja el arma que está en el ropero a la vista...

Te amo, confía en mí....

Caminaba por la acera despejada, sin personas aunque con un ruido de dolor que salía de los labios de Petra. Me acerco a ella con una expresión de confusión.

—¿E-Estás bien? —Cuestiono con falsedad al acercarme lo suficiente al Doctor Jaeger.

Me agacho hasta su altura mientras observaba desde la distancia como aquella furgoneta negra se acercaba sigilosamente hasta nosotros, quedando a escasos metros de cercanía.

—No puede respirar, la llevaré adentro y...

Rápidamente sacó mi arma que estaba en uno de los bolsillos de mi pantalón, recargo está en señal de amenaza callando en seco al mayor. Hago presión en su abdomen, y con un tono tranquilo lo amenazó:

—No digas nada, ¿Quieres que le ocurra algo a Carla o a Eren?

El negó con su cabeza rápidamente entre sollozos que salían de su boca. Por su parte, Petra abría la puerta de la furgoneta ayudándome a que el castaño subiera.

La observo desde adentro, totalmente oscuro mientras Mike encendía el motor y avanzamos por los suburbios de la ciudad.

Encendí una pequeña luz del auto sin soltar el arma que estaba en una de mis manos.

—¿Qué quieres?—Pregunta con temor— Yo no tengo mucho dinero, y mi esposa se preocupara.

Suspiro pesadamente, solamente me enfoco en el plan.

— Revisaras a mi madre— Comienzo a explicar— Este último mes no se ha sentido bien; su rostro es cada vez más pálido, bajo drásticamente de peso y su cabeza no para de doler. Las pastillas no hacen efecto.

Apunto directamente hasta su frente, aquel hombre de alta edad no paraba de sollozar haciendo que mi paciencia ya llegara a su límite.

—¿P-Porque no la llevan a un hospital?— Tartamudea mientras limpia algunas lágrimas de temor que salían de sus ojos marrones.

Reí con ironía, algo que Mike hizo también.

—Seria algo estúpido hacerlo, ¿Sabes?— Hable con firmeza— Hace años que lleve a mi madre a uno de esos hospitales, y dijeron que no la atendería.

— Estás mintiendo.

Recargue el arma con brusquedad, haciendo que se arrepintiera de sus palabras y clamaba para que no le hiciera daño.

— Si estuviera mintiendo no hubiera llegado a este límite, Grisha— Hable con dureza a la vez que llevaba el arma hasta su frente—. Además, te pagare bien.

Algunos minutos más tarde, olía aquel olor tan característico de donde vivía mi madre. La humedad de los árboles y el césped daban aquella sensación de estar en casa.

Mike bajo rápidamente de su asiento, cerrando la puerta del piloto. Luego abrió la puerta de donde estábamos. Tomo a Grisha desde su camisa y lo bajo con brusquedad.

De un salto baje del vehículo, observo todo a mi alrededor. Quede en seco al ver el rostro que emanaba miedo de Mikasa, estaba observando desde la ventana de la cabaña cuando lo primero que le había ordenado era que hiciera todo lo contrario.