𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑𝟕 "𝐋𝐚𝐬 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐟𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨"

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Hola mis amores vengo a decirles dos cositas:

1) creo que me tomaré un receso, escribir estos capítulos de Q.C me dejaron muy agotada ya que tuve que investigar mucho y de una u otra manera me quedaba hasta la madrugada escribiendo cada capituló para no atrasarme. Toque temas delicados, me desgaste mentalmente y no quiero sentirme así.

2) me gustaría que de verdad se dieran el tiempo para VOTAR, antes no le daba relevancia a ello pero me dio penita ver que el cap anterior no le fue tan bien a pesar de que me pase una vida escribiendolo.

Gracias por leerme, RECUERDEN VOTAR, COMENTAR Y RECOMENDAR LA HISTORIA.

Me ayudarían muchísimo 🥺 no saben cuanto aprecio cada voto y comentario.

Advertencias: Mención de crisis de pánico/ angustia.

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- Julieth Galliard -

Colt me convirtió en el caos perfecto, llevándome al ojo del huracán.

Se llevó todo de mi en un abrir y cerrar de ojos, amarlo era como respirar pero él me arrebató hasta el más mínimo aire de mis pulmones. No puedo imaginar la imperfección de la cual estoy hecha, unas grietas invisibles en mi rostro que solamente veo en mi reflejo del espejo o en el retrovisor del taxi en el cual estoy sentada.

Mi reflejo me da asco y por esa misma razón me limito a dejar de apreciarme, si se pudiera decir así, mi vista se enfoca en las vendas de mis manos. Aquellas heridas físicas, aunque me dolían mentalmente, no sanan desde que Colt me empujo y los cristales se incrustaron en mi blanquecina piel en un inútil intento de levantarme e ir tras el.

El aire se impregna en mis fosas nasales, Shanghái podrá ser una de las capitales del comercio pero venir aquí siempre es un suplicio. Me asquea el aire sucio, el no avizorar áreas verdes o estar distanciada de las personas que quiero ya que se necesita un documento especial para ingresar al país.

El taxi se estaciona frente al alto edificio de los Azumambito, el señor me ayuda a bajar y le agradezco además de darle algo de propina.

A cada paso que doy, un nudo en mi garganta se forma, a cada sonido de mis tacones, la voz de Colt gritando palabrotas cerca de mi rostro me atemoriza aunque sea solo un jodido recuerdo distante.

Inflo mis mofletes y llegó a la recepción, donde una chica me atiende.

— Buenos días, soy Julieth Galliard y la llame el dia de ayer para informarle que vendría presencialmente a hablar con el ejecutivo— Hable en chino mandarín, sonríe por ello y marca en su teléfono de oficina el número del gerente.

— La señorita Galliard ya está aquí, — Informa en el mismo idioma— oh, está bien. Le informaré de inmediato.

Cuelga el teléfono y por mi parte aprovecho de acomodar la tarjeta SIM de mi teléfono, aquella la ocupo para no recibir llamadas indeseadas en momentos de colapso mental, es útil ya que se les dificulta rastrearme.

— Señorita, el gerente está en una reunión con inversionistas, le pido que espere durante unos minutos en el gran salón.

Asentí con mi cabeza, ambas caminamos hasta el ascensor y las puertas se cierran frente a nosotras. Estamos encerradas, sin salida, con un ruido de fondo y eso me transporto, jodida mierda...

Me transporto cuando me encerraba en el ropero para esconderme de Primore.

Un nudo se formó en mi garganta al palpar el miedo que ella me causa, me abrazó a mi misma susurrándome por lo bajo que esto pasaría, que todo está bien, que existen personas que sufren más que yo. Me aferro a mi bolso y a aquellas palabras, las cuales me destruyen sin saberlo, o tal vez, simplemente ignoraba el hecho de que las palabras son armas de doble filo.

𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐂𝐚𝐨𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora