𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟎 "𝐅𝐫𝐞𝐧𝐞𝐬í"

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 Levi Ackerman 

— ¡¿Qué mierda te pasa?!

Exclama con indignación ante aquel acto de su amigo, retrocede con brusquedad la silla eléctrica chocando con uno de los muebles que allí había.

Como si fuera cámara lenta, veo desde la puerta como algunos cuadros de fotos caen del mueble y el vidrio de estos se rompen al estrellarse con el piso.

Espere unos segundos antes de entrar, conté entre murmullos hasta el número diez. Una vez que llegó al número, entró con una expresión de preocupación.

— L-Lo siento, Jul— Tartamudea Marco mientras se disculpa, posicionando una de sus manos detrás de su nuca con nerviosismo— No sé lo que me paso.

— Julieth, ¿Qué ocurrió?— Pregunte con dureza y una actuación que merecía un premio.

Ella aún seguía en aquel estado de shock, estaba cabizbaja tal vez atrapada en un mal recuerdo. Suspira apenada y se limita a responder:

— Marco tiene que irse, acompáñalo a la salida— Pide mientras sale de la habitación con sumo cuidado para que las ruedas no se pincharon a causa del vidrio que estaba esparcido en el piso.

Ambos salimos de la habitación, atisbo desde el rabillo de mi ojo como ella se dirige hasta ese ventanal. Su zona de confort.

— No sé qué me paso— Habla apenado y con el arrepentimiento en sus palabras.

— A mí no me tienes que dar explicaciones— Comente secamente— Debes decirle todo eso a ella.

Abro la puerta para que ambos saliéramos de la habitación, caminamos por el pasillo y bajamos las escaleras.

Una vez que estuvimos en la primera planta, nos despedimos sin decir ninguna palabra. Solamente hicimos un gesto formal con la mano.

Cerré la puerta de la casona, caminando a pasos rápidos hasta donde estaba la chica.

Una vez allí, me dirijo hasta el ventanal donde sabía que ella estaría.

— ¿Necesitas algo?— Pregunto detrás de ella.

Camino hasta ella para luego agacharse hasta su altura. Ella me niega con la cabeza antes de ordenarme:

— ¿Podrías limpiar el vidrio? Alguien puede lastimarse, y no estoy en condiciones de lastimar a más personas.

— ¿Qué quieres decir con ello?

— La he cagado, hasta el fondo— Muerde uno de sus labios, retiene lágrimas que amenazan salir de sus oscuros ojos.

— Él te beso sin tu consentimiento, tu no hiciste nada— La defendí.

— ¿¡Viste todo!?— Exclama con vergüenza en su rostro.

Sus mejillas se sonrojan y voltea su rostro hacia otro lado.

Río despacio ante aquella actitud de niña pequeña.

— Dime que no escuchaste la conversación.

Negué con mi cabeza, sonríe un poco achinando delicadamente ojos.

— Solamente vi cómo te besaba— Explique mientras me levantaba del piso y sacudía mis pantalones.

— Que puta vergüenza.

— No te preocupes, es tu vida privada y no tengo razón para meterme en ella— Aclare tratando de tranquilizarla lo más que podía.

Pero de repente lo vi, de su cuello colgaba un collar de plata. Si uno agudizada aún más la vista podía verse una figura pero no sabría cuál.

𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐂𝐚𝐨𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora