𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐂𝐚𝐨𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

Capitulo 23 "Pianos y fantasmas"

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Aclaraciones: Las comillas indican acciones del pasado.

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- Levi Ackerman -

"El sonido ensordecedor de la agonía y el miedo se hacen presente en este lugar, solamente se escuchan los murmullos de Farlan y el teclado de la computadora de Mikasa.

Mis manos tiemblan y el aire de mis pulmones desaparece por arte de magia, un nudo en mi garganta se forma ahogándome en el mar del a incertidumbre -el lugar de mis traumas-, nuevamente en mi mente se filtran imágenes devastadoras.

¿Por qué recordaba a Sebastián en estos precisos momentos? ¿Por qué escucho los gritos de Mikasa si ella está con Farlan?...

- ¿Sigues allí? ¿Hola?

Parpadeo un par de veces para así reincorporarme.

- Dime que es una broma de mal gusto.

- Me gustaría que fuera así, pero tenemos un lado bueno- Hablo con simpleza.

- ¿Hay algo bueno en que ella esté bajo tres metros?- Pregunté tratando de regular aquella molestia que me dominaba poco a poco.

- Si todo sale bien, si ella sigue viva podrá hacer su vida con normalidad... ¿Entiendes?"

Desde el patio de la cabaña, oliendo la humedad debido a una lluvia en la madrugada y abrazados por esa extraña brisa helada, observó como unos paramédicos acomodan a mi madre en una camilla para trasladarla a la ambulancia de la clínica del doctor Grisha.

Siento el aliento de mi hermana y sus suspiros chocando contra mi piel, acaricio su cabello haciendo ondulaciones con uno de mis dedos.

- ¿Cuánto tiempo se quedará allá?- Pregunta Mikasa levantándose de a poco.

El sonido de la ambulancia avanzando y aquella sirena hace que mi corazón se detenga ante la situación, no sabríamos nada de mi madre durante dos días.

Contestó su pregunta y entramos a la cabaña, se escucha la chimenea y la música en la radio.

Un jodido piano, acompañado de una orquesta que de un momento a otro inunda el lugar. Rápidamente apagó el aparato y lo desconectó del interruptor.

- ¿No irás a verla? - Cuestiona Mikasa antes de entrar a su habitación - Me refiero a Galliard, Hange me dijo que estaba en la clínica- Aclara.

Negué con mi cabeza - No puedo ir hasta ese lugar, es riesgoso.

- Entiendo - Suspira pesadamente mientras dejo caer mi cuerpo como si fuera gelatina en el sofá.

Observó los muebles de la sala de estar, muchos libros y cuadros de fotos, uno que otro recuerdo y floreros con flores que se podían recolectar en el jardín de la cabaña.

Sentí aquella necesidad de limpiar.

- ¿Está muerta?- Cuestiona. Escucho su voz más de cerca y sus pasos.