𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐂𝐚𝐨𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐 "𝐂𝐚𝐢𝐝𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨"

"𝘌𝘭𝘭𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘯 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘳𝘶𝘪𝘳𝘵𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘯𝘰 𝘴𝘢𝘣𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘺𝘢 𝘭𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘴, 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘦𝘴 𝘷𝘪𝘴𝘪𝘣𝘭𝘦 𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘴𝘶𝘴 𝘧𝘢𝘭𝘴𝘰𝘴 𝘰𝘳𝘣𝘦𝘴"

Levi Ackerman

Los pasillos del edificio estaban inmundos, su olor era casi irrespirable y la inutilidad de mis compañeros en temas de aseo no me dejaba otra opción que limpiar los primeros tres pisos del edificio.

El departamento estaba situado en un bosque de terror. en las afueras de la ciudad y cercano a una carretera que da la salida del suburbio, cualquier ser un humano con la capacidad de razonar no metería ni siquiera un pie en estas tierras. Tenía unos seis pisos, donde se repartían las distintas habitaciones de mis compañeros.

Esta mañana me levante más temprano de lo normal, aprovechando que mis compañeros dormían y disfrutaba del silencio. Sin embargo, la verdadera razón fue que un episodio de insomnio me atrapo en sus redes y no me soltó hasta que la necesidad de limpiar se hizo presente.

Mojaba unos paños limpios en la cubeta con agua, la cual tenía una mezcla de limpia pisos con un aroma a lavandas. El piso estaba brillando, y solo faltaban las ventanas.

— ¡Levi! —llama Hange, quien subía las escalera. Antes de que pise el piso, frunzo mis cejas y le advierto:

— Hange, tocas el piso y te hago polvo —Amenazo mientras me levanto, camino hacia ella tomándola por su camisa — Ni siquiera te has bañado, hueles a persona muerta.

— ¿Cómo huelen las personas muertas, Levi? ¿Acaso has matado a alguien para burlarte de mí? — Responde en tono burlón ante la comparación .

Chasqueo la lengua para bajar hacia la segunda planta, algo frustrado por el comentario tan fuera de lugar de mi compañera.

Entro a mi habitación, algo intranquilo por lo sucedido, con la respiracion alterada y como si el ambiente de este lugar ya no fuera familiar y se limitara a ser una caja de vidrio con pesadillas y gritos. Mi mente quería cambiar de lugar, quería olvidar aquel momento pero mi cabeza lo reproducía una y otra vez.

El olor a sangre, los gritos vociferantes de mi madre pidiendo que me detuviera y el llanto incontrolable de mi hermana menor, Mikasa...

Nuevamente lo observo, sentado en mi cama y con su anatomía moribunda, me sonríe de manera cínica con sus dientes rotos y moretones en su tez. Froto mis parpados para verificar que mi realidad esta siendo alterada por esto llamado trauma del pasado.

Mi respiración se volvió forzosa, y mis manos temblorosas, ya no puedo continuar de pie ya que mis piernas flaquean. Palpo unas nauseas incontrolables que me obligaron a ir casi a la velocidad de la luz hacia el baño, vomitando así mi desayuno.

— ¿Levi? — Me pregunta Petra detrás de la puerta, la observo un poco antes de volver a vomitar. Siento como me abraza, dándome consuelo ante mi crisis. Palabras acarameladas que no servían de nada ante las sangrientas imágenes que estaban circulando en mi cabeza .

— Hice lo correcto, ¿Verdad? — Pregunto a la nada.

Y nada me respondió, volviendo asi a estar atrapado en el comienzo.

Mi alma y cuerpo se tranquilizaron casi media hora después, la llegada de Nanaba y Erwin habían logrado cambiar completamente mi estado mental. O verme forzado a abandonar mis reales sentimientos.