𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐂𝐚𝐨𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒𝟏 "𝐄𝐥 𝐩𝐥𝐚𝐧 𝐀𝐥𝐜𝐚𝐭𝐫𝐚𝐳"

Buenas buenas, oigan, ¿Les gustaria un especial de JuliethxLectora?

RECUERDEN VOTAR Y COMENTAR uwu

Levi Ackerman

Hace unos años atrás.

La esfera de vibras emanantes de
este lugar tan sombrío es diferente.

Froto mis parpados al percatarme que tan solo fue una pesadilla, aquellas que solamente apaciguaba el calor de los abrazos de mi madre antes que fuera a trabajar a aquel burdel.

Sus abrazos eran solo para mí,
solo míos.

Los apreciaba más que a nada, éramos ella y yo contra una sociedad que no nos permitía superarnos económicamente.

— Mama, la cena está servida...—Le indique con una sonrisa al mismo tiempo que me sentaba en la silla de madera.

— Ay, cariño, tengo que marcharme— Hace puchero con sus labios mientras toma un pequeño bolso entre sus finas manos—, saldré con un amigo.

— P-Pero debes comer algo antes de salir— Insistí, me preocupaba por ella.

— Llamare a Kenny para que venga a verte de vez en cuando, lo siento, será para la próxima.

La puerta se cierra ante el silencio de mis lágrimas en mi rostro, me preguntaba constantemente en aquella noche estrellada que hice mal. Pensé por unos minutos en la culpabilidad y el fracaso, me asomaba por la ventana que me daba una vista perfecta del cielo nocturno. Solamente era una salida con un amigo, nada más, ¿Por qué me preocupaba por ello a mis siete años?

Allí surgió aquel primer deseo a las estrellas, el primero de muchos.

Mis orbes brillaron, no lo veía a través de un espejo, pero si dentro de mi corazón.

— Estrellas, deseo vivir en una casa grande con mama, donde no tenga que trabajar y ambos seamos felices... —Junte la palma de mis manos, pidiendo de corazón y alma aquel anhelo— ¿Pueden cumplirlo?

Al entrar a mi morada, casi hecha pedazos, con el olor a polvo impregnándose en mis fosas nasales a cada segundo y con el frio comiendo mis huesos, observo a Kenny sentado en el sofá abriendo una botella de whisky.

El chasquido de la botella me da a saber que es otra noche de borrachera y absoluta soledad, se sirve una buena cantidad en un simple vaso.

— ¡Hey! ¡Levi! — Hace un gesto con sus manos indicando que me acerque a él—. Farlan me dijo que planeaste robarle al tipo que vende cigarros, ¿Es verdad?

— Si, puedo explicarte aquello detalladamente— Me senté a su lado, acomodando mi pequeño cuerpo de infante entre los cojines.

— Antes, tu estas hecho para cosas más grandes que esas— Sonríe de manera amplia, dejándome apreciar su desgastada dentadura—. Estoy orgulloso de ti, bien hecho.

El sacudió mi cabellera azabache y pude observar el brillo en su iris ante el halago, se sintió tan bien y satisfactorio el hecho de que te felicitaran por hacer algo bien, enorgullecer a alguien. Decidí que siempre seria así, una condena a futuro no sería diferente.

Hasta que llego Sebastián.

A mis siete años lo pude observar por primera vez, llevaba puesto su abrigo sumamente costoso, una camisa blanca con los primeros botones de ella desabrochados y una sonrisa en su rostro al mismo tiempo que me saludaba. Estrechamos nuestras manos, solo por cortesía de mi parte, y el entro avizorando con atención todo.