Capitulo 27 "Despedida"

1.9K 213 87
                                    

- Levi Ackerman-

Al final del día abre moldeado a ____ Galliard para convertirla en el desastre perfecto.


Su ceño está fruncido con aquella extrañeza y confusión a la cual no está acostumbrada, siempre tiene que tener todo bajo control para sentirse plena además de que ser la dueña de una empresa sumamente importante para el país es algo que simplemente debe tener en cuenta.

Nada puede salir
fuera de sus planes.

Pero ahora cuando no sabe que voy a confesarle lo que sus oídos jamás quieren escuchar, su mundo se va a desmoronar y ya no sabrá que hacer, todos sus trastornos estarán alerta y procederé a ser un mero espectador del desastre.

- D-Debes tomar tus medicamentos- Recordé como si pudiera evitar el tema, o como si pudiera evitar los acontecimientos del día de mañana.

- ¿Estás bien?- Cuestionó dejando todo de lado y acercándose a mí con su silla eléctrica, debía estar agotada por las actividades del día de hoy aunque no lo demostrará físicamente. Se mantenía radiante y preciosa, pareciera que no iba a permitirle a nadie avizorar sus sentimientos a flor de piel- No creo que hayas golpeado así la puerta por unas simples pastillas, ni mucho menos que hayas dicho esa frase.

- ¿Podemos ir a tu habitación?- Pedí mientras caminaba rápidamente hacia su recámara, siento mi corazón latir a mil por hora.

Una vez que ella está en la habitación, la incorporó sobre su cama, acomodando su cabeza entre los cojines y ajustando la posición de su nariceta sobre sus fosas nasales además aumente la potencia del oxígeno por si las cosas salían mal. Debido a mi acción arruga su nariz, y entrecierra sus marrones orbes.

- Joder, creo que te pasaste, arde- Jadea un poco de dolor, simplemente me quedo estático en mi posición mientras ella trata de acomodar de mejor manera la nariceta en su debida posición. Estoy junto a ella, sentado frente a frente, expectante por lo que va a ocurrir.

La castaña solo me queda mirando fijamente, le debe resultar dudoso que no me preocupe por ella en momentos como este o que no esté acariciando sus omóplatos cuando ella jadeó de dolor.

Tengo que hacerlo, no hay otra alternativa.

- Rivaille, habla- Súplica con aquel tono de voz sumamente calmado, mis sentidos estaban alerta y reproduzco en mi mente las palabras que jamás querría decir.

- Por favor, toma aire y respira- Pedí sosteniendo su mano izquierda, mi vista se detiene en el adorno que decora su dedo anular.

Estaba usando el anillo.

Puedo oír su suspiro, acato mi orden de la mejor manera posible. Sus orbes están entrecerrados y su pecho subía y bajaba de una manera donde no debía preocuparme en demasía. Roce mis dedos sobre aquel accesorio, el frío metal al medio el cual era la figura de una estrella de color amarillo -ya que es su color favorito - esta entre su fino dígito. Trague saliva con cierta dificultad, aclaré mi garganta y cerré mis ojos con fuerza.

No podía verla a la cara.

- ____ acabó de renunciar, voy a marcharme de aquí y jamás me volverás a ver.

Como si fuera cámara lenta y estuviéramos en una cinta de cine, levantó mi vista lentamente hasta toparme con su semblante. Mordía su labio con cierta fuerza y sus marrones orbes están cristalizados, abre su boca para pronunciar una palabra pero simplemente no puede hablar hasta que después de unos interminables segundos lo puede hacer y no puedo evitar sentirme tan orgulloso por ella.

𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐂𝐚𝐨𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora