Slow Motion #32

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A Ho Seok se le hizo extraño volver a su hospital después de ocho semanas sin poner un pie en él.

Quedaban cinco minutos para que su turno comenzara cuando entró en urgencias y divisó sin mucha dificultad a sus pupilas, Alex y Ga Hyeon, charlando tranquilamente cerca del mostrador.

Se acercó hasta a ambas, y les pidió que le pusieran al día.

Ho Seok se había sentido muy mal al tener que dejarlas tiradas de esa manera casi sin antelación, pero ¿qué iba a hacer él si había aparecido una niña a la que adoptar tan pronto? Habían esperado poco más de un año solamente, había sido toda una sorpresa. Había sido casi un milagro, la aparición de una mujer coreana que solo quería dar en adopción a su hija a una pareja también coreana. Habían tenido que ir hasta Vermont a recogerla, pero Ho Seok sabía que hubiera ido hasta el rincón más recóndito del mundo a por Ji Yeon. Tenía solo dos meses y ya sabía que no podía vivir sin ella. Aunque eso no quitara que se sintiera irresponsable por abandonar a sus pupilas así. Había dejado a una enfermera con la que se llevaba bien a cuidar de las dos, pero se sentía mal de todas maneras.

Al menos, se sintió mal hasta que ellas le dijeron que no se preocupara, que habían aprovechado para rotar por otras alas del hospital en su ausencia, así que no había sido tiempo perdido.

No hablaron demasiado. La enfermera del turno anterior apareció no mucho después, y tras escucharla resumirles qué pacientes tenían y sus características durante casi media hora, solo les quedó empezar con la primera ronda para ver a los pacientes.

Fue más calmada de lo que Ho Seok se esperaba. Más calmada de lo que había sido su vida en las últimas ocho semanas, al menos. Aunque, teniendo a un bebé en casa, eso no era decir mucho.

Urgencias estaba tranquila esa tarde, y había dos personas ingresadas de los pacientes habituales de Ho Seok. No era sencillo tener pacientes habituales en urgencias, pero tras diez años trabajando allí, Ho Seok conocía a algunas personas. Uno era un muchacho de veintipocos obsesionado con la adrenalina que cada dos o tres meses sin falta aparecía por urgencias con algo roto, y la otra era una paciente psiquiátrica a la que aún no habían llevado al ala de psiquiatría porque estaba demasiado alterada (y con demasiado alterada, Ho Seok quería decir terriblemente eufórica. Después de que Ho Seok entrara, a ella se le habían iluminado los ojos. Después de saludarle enérgicamente y molestar a media planta con sus gritos, le había dicho que no había dormido en veinte horas y que a vida era maravillosa. Y Ho Seok no podía creérselo, pero había sentido un poco de envidia de ella por pensar así, aunque supiera que ese optimismo era únicamente fruto del episodio maníaco que estaba teniendo).

Tres horas se pasaron Ho Seok y sus residentes dando vueltas de habitación en habitación comprobando que los pacientes estaban bien y estaban cómodos, después acabaron en la sala de médicos descansando un poco, comiendo otro poco, y disfrutando de la tranquilidad que daba que el resto del personal de urgencias que descansaba en ese momento, estuviera en la puerta fumando.

-¿Puedo preguntaros algo? -les dijo Ho Seok a las dos, una vez se vieron a solas y con un poco de la calma que les había faltado en las horas anteriores.

Había algo que había estado dando vueltas a su cabeza desde que habló con su jefe para pedirle que le subiera el sueldo, y cuantas más horas pasaba esa tarde con sus residentes, más le costaba quitárselo de la cabeza.

Ambas dejaron de comer y le miraron, curiosas, y Ho Seok despacio se incorporó un poco, para dejar de estar tan recostado en el sofá.

-¿Por qué teníais tantas ganas de que os tutorizara? -les dijo-. Hay un montón de enfermeros maravillosos en este hospital, no sé qué tengo yo de especial.

Not all Girls are from Venus » Dodo x I.M. MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora