Hyun Woo sentía que había perdido la noción del tiempo en las últimas horas. Estaba acurrucado bajo las sábanas de su cama, cubierto en sudor (porque, aunque fuese finales de agosto, el calor todavía apretaba), y estaba solo.
Le echó un vistazo al reloj mientras se incorporaba: eran las nueve, aunque para ser las nueve y no las siete (que era cuando solía despertarse), se sentía terriblemente cansado, como tras esas salidas con compañeros de trabajo donde bebía demasiado. Pero no era resaca, su problema en ese momento no era precisamente una resaca.
Se levantó de la cama y con mucha parsimonia y arrastrando los pies, sus pasos le llevaron al salón.
Su marido dormía en el sofá, vestido no más que con unos pantalones de deporte muy cortos y encogido sobre sí mismo en posición fetal, una que no parecía demasiado cómoda. A sus pies, en el suelo, estaba la sillita del carro de su hija con ella dentro, tan dormida como Ho Seok.
Estaban los dos tan preciosos que sintió derretirse.
Se acercó hasta el sofá, le quitó las gafas a Ho Seok para colocarlas en la mesa y le pasó una sábana por encima con cuidado de no despertarle.
Después cogió la sillita con cuidado y se dirigió a la cocina. Se suponía que Ji Yeon debía comer entre las ocho y las nueve, pero Hyun Woo no sabía si Ho Seok ya le habría dado de comer. Él se había levantado a darle de comer a las cuatro, cuando ella se despertó y se puso a llorar, pero se quedó dormido después, tan agotado que, si hubiera caído una bomba en la habitación de al lado, no se hubiera enterado. Así que no sabía si Ji Yeon se había puesto a llorar después de que él le diera de comer, o si Ho Seok se había levantado a darle de comer hacía un rato. No había rastro alguno de ningún biberón cerca, pero no estaba seguro y no quería despertarla para darle de comer si ya había comido. Por eso, por si acaso preparó un biberón para ella y también café.
Necesitaba cafeína con urgencia. Dormir seis o siete horas diarias distribuidas en dos o tres veces a lo largo del día le estaba matando. Ho Seok le había dicho que los peores eran los primeros tres meses, y Hyun Woo rezaba para que tuviera razón.
Mientras el café se hacía, Hyun Woo llevó a Ji Yeon al dormitorio y la metió en la cuna. Fue al baño, se lavó la cara y los dientes y se afeitó. Cuando estaba a punto de volver al salón, su hija se despertó y comenzó a llorar.
Al parecer había acertado al prepararle el biberón.
Cerró la puerta del dormitorio al salir para que el llanto de Ji Yeon no despertase a Ho Seok, y fue con prisas aunque con sigilo a la cocina, cogió el biberón y se volvió a la habitación.
Ho Seok se despertó no mucho después, aunque no fue el llanto de su hija o su marido lo que consiguió que eso ocurriera.
Fue un sonido estridente que retumbó en sus oídos y le hizo despertarse de una forma muy brusca para alguien que había dormido solo tres horas en las últimas veinticuatro. Al principio siquiera supo qué era ese sonido o de dónde había salido, luego se dio cuenta de que se trataba del timbre.
-¿Quién diantres será a estas horas...? -pensó en voz alta, aunque después miró su reloj de muñeca y se dio cuenta de que eran las diez de la mañana.
Respiró hondo, y después se deshizo de la sábana y se levantó.
Se frotó los ojos con los dedos para quitarse las lagañas y se peinó un poco con los dedos, pero evitó mirarse en el espejo del recibidor. Sabía que tenía mal aspecto, no necesitaba saber cuánto.
Miró por la mirilla, y al ver de quién se trataba, abrió la puerta.
-Oppa, tienes un aspecto horrible -dijo ella nada más se encontraron cara a cara, y Ho Seok se rió.
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Not all Girls are from Venus » Dodo x I.M. MONSTA X
RomanceDodo era como una bala perdida, como la rosa con más espinas. Quizá podría romper el corazón a cualquiera con un parpadeo y las costillas de un puntapié pero, para Chang Kyun, ese ángel de la destrucción era lo más bello que hubiera visto jamás. Él...