Min Hyuk no podía creerse lo rápido que había pasado casi un año lejos de Min Ji. Había sido extraño despedirse de ella en septiembre, dejar que se fuera a D.C sin intentar perseguirla o hacer alguna locura como declararse en el último momento.
Tampoco estaba seguro de que hubiera sido para mal. La echaba de menos, pero las cosas parecían ir mejor que cuando estaban ambos en Massachussets, especialmente desde que Dodo comenzó esa montaña rusa que había sido su relación con Chang Kyun.
-Tienes que ayudarme -le dijo Min Ji a través de la pantalla del ordenador. Se habían dedicado a hacer videollamadas prácticamente todos los días desde que ella se fue, aunque fuesen cortas o apenas hablaran de nada. Ahora estaban en mayo, y quedaban dos semanas para que ella volviera a casa por vacaciones.
-Dispara -contestó sin pensar, y al darse cuenta de qué había dicho, se le formó un nudo en el estómago y se le borró la sonrisa. Por suerte ella estaba de espaldas en ese momento y no dio cuenta.
Recordaba la tarde en ese vertedero con Dodo, cuando ella le ofreció aquella pistola robada y él la aceptó. Odiaba las armas, pero se había dejado llevar por Dodo y habían acabado pegando tiros a cosas para desahogarse. Al pensar en eso, todavía se le revolvía un poco el estómago.
Min Ji se dio la vuelta, y le enseñó dos vestidos de verano. Uno azul largo, y otro blanco más corto.
-El blanco -le dijo sin pensárselo demasiado, pero debió ser que a ella la respuesta no la contentó, porque hizo un mohín.
-¿Estás seguro...? ¿No es muy corto? He engordado un montón desde que estoy aquí, mira qué enormes tengo las piernas.
Se puso de rodillas en el colchón para enseñarle sus muslos, y él se echó a reír. Sabía que ella le hubiera pegado de tenerle delante, pero estaba a un montón de kilómetros de allí, podía arriesgarse.
-Eres una dramática, no has engordado tanto. Además, estás perfecta así... Mira esa carita de mochi que te ha salido. Eres una monada, noona. Ponte el vestido blanco.
Ella arrugó la nariz, no muy convencida. Pero aun así salió del campo de visión de la cámara y Min Hyuk sospechó que iba a hacerle caso.
-¿Has sabido algo de Dodo? -preguntó Min Ji. Él suspiró.
-No desde junio. No ha llamado, ni escrito ni dado señales de vida... Sabía que no esperaría por mí hasta septiembre, pero no pensé que se iría tanto tiempo, ni que rompería nuestra promesa de cogerme siempre el teléfono.
Ese era el otro motivo por el que, irónicamente, las cosas entre Min Ji y Min Hyuk estaban yendo mejor. La ausencia de Dodo y que Min Ji estuviera lejos de sus amigas había hecho que ellos se unieran más. Habían empezado a contárselo prácticamente todo, hablaban más que nunca. Aunque él sabía que eso nunca compensaría la ausencia de Dodo.
Echaba muchísimo de menos a su hermana. Era como si le hubieran arrancado una mitad. Siempre habían sido ellos dos, el dúo inseparable que no se peleaba nunca, que eran más un alma partida en dos que no gemelos.
Sabía por qué Dodo se había ido, él había escogido a Min Ji por encima de ella.
Y Dodo tenía razón en algo: nunca iba a ser solo de ella, igual que ella nunca sería solo de él. Ya no eran niños, y la existencia de Chang Kyun le había enseñado eso.
No podía dejar que Dodo le quitara esos últimos meses con Min Ji, no cuando sabía que más temprano o más tarde ella volvería a buscar a Chang Kyun y le abandonaría otra vez. Pensaba dejar que se marchara e ir a buscarla en septiembre, pero ella no le había contactado, ni le había dicho dónde había ido, y eso Min Hyuk sí que no se lo esperaba.
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Not all Girls are from Venus » Dodo x I.M. MONSTA X
RomanceDodo era como una bala perdida, como la rosa con más espinas. Quizá podría romper el corazón a cualquiera con un parpadeo y las costillas de un puntapié pero, para Chang Kyun, ese ángel de la destrucción era lo más bello que hubiera visto jamás. Él...