-Entonces ¿no has vuelto a subirte a una moto?
Min Ji se rió ante la pregunta de su tío. Llevaban un rato hablando del tema, desde que él la recogió del instituto hacía un poco más de cinco minutos. Ahora estaban saliendo del pueblo para dirigirse a Boston.
-Qué va, unnie se niega a dejarme ir con ella... Dice que puede asumir ese riesgo para ella, pero no ponerme en peligro a mí y blablablá, ya sabes.
A decir verdad, a pesar de que se lo estuviera tomando con tanta calma, sonriendo como sonreía mientras hablaba, lo cierto era que aquello estaba lejos de hacerle gracia. Seguía con una sensación de inquietud dentro que no se había ido en los últimos tres meses: ella no era parte del mundo de Han Dong, y desde el accidente sentía que aquello a la larga iba a dejar de ser viable, y ella no quería verse excluida.
-Tu padre estará contento.
Oh, y tanto que lo estaba. En verdad, ya en el hospital le había dicho que no quería que volviera a subirse en una moto. Min Ji le había discutido (como nunca le discutía a su padre), pero después Han Dong le había dicho lo mismo, y aunque insistió, no consiguió hacerla cambiar de idea. Así que ahora Han Dong ya no la devolvía a casa o la iba a buscar.
Min Ji sentía que le habían arrancado un pedacito de alma al quitarle esos momentos.
-Tengo que ir a comprar -le dijo Hyun Woo tras un rato de silencio-. ¿Te dejo en mi casa primero o vienes? Tengo que ir a dos sitios diferentes, Ho Seok quiere algunas cosas de la marca de un supermercado en concreto, pero es un sitio pequeño así que no venden de todo.
Min Ji se rió con la explicación de su tío. Cuando era sobre comida, Ho Seok podía ser un auténtico caprichoso.
-No, no te preocupes, te acompaño, pero me tienes que invitar a un refresco -le dijo, y él la miró de reojo y sonrió.
-Te invito a todo lo que tú quieras, abejita.
***
De vez en cuando, a Ki Hyun aún le sorprendía la capacidad que tenía su cuñado para engatusarle. Habían pasado muchos años desde que se conocieron, pero había momentos en los que todavía le pillaba desprevenido el modo en que se veía haciendo cosas que no haría por nadie más pero que le concedía a Ho Seok.
El marido de su hermano menor siempre había despertado algo extraño en él: una necesidad casi imperiosa de querer protegerle, cuidarle.
Cualquiera que hubiera conocido a Ho Seok durante el suficiente tiempo coincidía en algo: Ho Seok parecía destilar fragilidad. Ki Hyun sabía que Ho Seok nunca había sido frágil. No había mucha gente a la que Ki Hyun conociera que fuese más tenaz, más fuerte y más resiliente que Ho Seok. Lo había tenido todo en contra desde que se mudó a Estados Unidos, y aun así siempre había sabido reponerse de todo. Sin embargo, su forma de comportarse indicaba otra cosa, y Ki Hyun no podía evitar sentir que tenía que cuidar de él.
Y Ho Seok se aprovechaba de eso.
Ahora estaba allí, cocinando para Ho Seok porque su cuñado había dicho que tenía hambre. Siquiera había pedido nada, ese era el poder de Ho Seok.
Hubiera entendido su propia reacción si hubieran estado en su casa, o si Ho Seok estuviera cansado después de un largo turno en el hospital, pero estaban en el apartamento de Ho Seok, y quien se había despertado a las siete de la mañana para hacer medio turno en el colegio había sido él, mientras que Ho Seok había tenido el día completamente libre (que había trabajado algo más de cuarenta horas en tres días y en turnos de noche, pero eso había sido entre el lunes y el miércoles y ya estaban a viernes, así que no contaba). Pero ahí estaba, cocinándole un festín a Ho Seok mientras que él le miraba desde el otro lado de la isla de la cocina con una sonrisa de oreja a oreja.
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Not all Girls are from Venus » Dodo x I.M. MONSTA X
Roman d'amourDodo era como una bala perdida, como la rosa con más espinas. Quizá podría romper el corazón a cualquiera con un parpadeo y las costillas de un puntapié pero, para Chang Kyun, ese ángel de la destrucción era lo más bello que hubiera visto jamás. Él...