Chang Kyun nunca pensó que las decisiones que había tomado en los últimos seis meses le llevarían allí, al apartamento de la primera persona que le hizo tener ganas de salir corriendo lejos de Dodo. Al menos, no en esas circunstancias.
Ahora se veía en una encrucijada un poco extraña. Necesitaba consejo, preferiblemente de alguien que conociera a Dodo, especialmente de alguien que no fuese a contárselo a ella al terminar la conversación, y que fuese un adulto era otro punto a favor pero, por otro lado, se sentía como si al atravesar esa puerta hubiera entrado en una nave alienígena. Era una sensación muy rara. ¿Cómo se pedía consejo al hermano de la chica que le gustaba, con la cual no tenía nada y que encima tal vez no quisiera saber nada de él? Aquello le estaba dando un dolor de cabeza terrible.
-Es enorme –se le escapó de los labios nada más se adentró en el apartamento. El salón solo debía ser del tamaño de toda su casa.
Era bonito, con un suelo blanco de mármol y las paredes pintadas de gris claro, con muchas ventanas que estaban cubiertas de cortinas grises y blancas. Nada más entrar al apartamento había un vestíbulo que conectaba directamente con el salón, con su cocina americana a la izquierda. La decoración era mayormente blanca y negra, con los sillones blancos llenos de cojines negros y blancos con rayas negras, sobre una alfombra completamente negra, una mesa de centro negra también.
La mesa del comedor era de cristal y las sillas de color negro, y la cocina tenía todos los muebles entre grises muy oscuros y negros del todo y sus encimeras blancas.
Con tanta luz y todo tan blanco, parecía todavía más grande de lo que era. Dejaba una sensación de pulcritud, de limpieza, de serenidad en los ojos.
Hubiera matado por vivir en un sitio así.
-Buenas tardes, Chang Kyun-ah –le dijo Hyun Woo nada más verle. Estaba en la cocina, preparándose para hacer la cena, y sus palabras consiguieron sacar de golpe a Chang Kyun de la burbuja en la que se había metido-. ¿Has cenado ya?
-No, pero no tengo hambre. Gracias... -contestó con rapidez, aunque no fuese del todo cierto.
Si Chang Kyun tenía que definir todo eso con una palabra, diría que era incómodo. En verdad tenía hambre. Acababa de salir de trabajar y no había comido nada apenas en todo el día, pero pesaba más no querer molestar, no querer suponerles un gasto.
Aunque fue una respuesta que no gustó a ninguno de los dos presentes. Hyun Woo, sin decir nada, añadió más comida a la que ya estaba preparando, y Ho Seok se giró a mirarle y luego sonrió.
-Tienes que cenar con nosotros, va. No puedo dejar que te sientes en la mesa si no vas a comer nada –le dijo, y después se acercó hasta la mesa del comedor y le invitó a sentarse. Chang Kyun no supo cómo discutirle, así que asintió despacio y tomó asiento justo en frente de él después-. Explícame qué pasó anoche... y no te preocupes porque sea el hermano mayor de Dodo, habla libremente. Sé perfectamente cómo es, no suavices las cosas por no querer quedar mal delante de mí.
Eso era más fácil decirlo que hacerlo, especialmente cuando era como la tercera vez que hablaban, y la primera había sido para presentarse y que Chang Kyun viera con quién iba a tener que lidiar si le hacía daño a Dodo, y la segunda había sido para advertirle de lo difícil que podía llegar a ser Dodo (y, sinceramente, Chang Kyun no necesitaba que se lo dijeran, y menos cinco personas diferentes. Ya se había dado cuenta él solo). Pensar en cómo podía ir esa tercera le estaba poniendo muy nervioso.
Siquiera sabía por dónde empezar.
-No es lo que pasó anoche –dijo al final.
Al fin y al cabo, habían ido encadenando discusiones y malentendidos desde hacía meses, y parecía que se estuvieran tirando la pelota el uno al otro, turnándose a ver a quién no le apetecía en absoluto tener que escuchar al otro. Que todavía no se hubieran sentado a hablar de las cosas le parecía tan absurdo a aquellas alturas...
ESTÁS LEYENDO
Not all Girls are from Venus » Dodo x I.M. MONSTA X
Storie d'amoreDodo era como una bala perdida, como la rosa con más espinas. Quizá podría romper el corazón a cualquiera con un parpadeo y las costillas de un puntapié pero, para Chang Kyun, ese ángel de la destrucción era lo más bello que hubiera visto jamás. Él...