-¿Ya no te defiendes cuando te pegan? ¿O es que has encontrado una nueva forma de autolesionarte?
Dodo aún no sabía demasiado bien por qué había ido a ver a su hermano, y tampoco si después de dejar que Ho Seok le curara no iba a desaparecer otra vez sin dejar rastro.
Por esa noche, quería un lugar seguro donde dormir y que alguien le dijera si se había roto algo, porque le dolía el cuerpo como si le hubiera pasado un camión por encima.
-Me pilló desprevenida -le contestó, sentada en ropa interior sobre la cómoda de Ho Seok mientras él examinaba sus heridas. No parecía que le importara demasiado que le hubieran pegado.
Ho Seok la miró un momento y luego negó con la cabeza. En algunas cosas, su hermana era un caso perdido. Le agarró una de sus muñecas, y ella siseó y dejó la actitud socarrona de golpe.
-Tienes un esguince en esa mano. Pero no parece que tengas nada roto... ¿Qué diablos te ha pasado? -preguntó, prestando especial atención a los moratones entre sus piernas. Ella rodó los ojos, y se levantó de la cómoda para ir a tirarse a la cama, donde Ji Yeon se dedicaba a rallar unos folios con colores. No tenía ningunas ganas de que Ho Seok insinuara lo mismo que había insinuado Chang Kyun hacía un rato.
-¿Qué haces, mocosa? -le dijo Dodo a la niña.
-No llames mocosa a mi hija, Do Yeon -le dijo él mientras se metía en el baño para buscar el botiquín.
Ella miró un momento a Ho Seok de reojo, y después miró a la niña, a quien no parecía importarle en absoluto que la hubiera llamado mocosa. De hecho, con su chupete en la boca, empezó a hacer ruiditos que si pretendían ser palabras Dodo no estaba entendiendo, y dándole golpes en las manos para que le prestara atención.
Parecía que Ji Yeon se había encariñado rápido con esa tía a la que no veía desde que tenía nueve o diez meses.
-Eres toda una experta en arte abstracto, ¿eh? -le dijo, mirando ese dibujo que era básicamente muchas rayas de colores que cubrían toda la hoja.
Cuando Ho Seok volvió al dormitorio y se sentó en la cama cerca de Dodo, ella le miró.
-Tienes que guardar esto, oppa. Quizá vale millones y tú sin saberlo.
Él siquiera se molestó en mirarla mientras rebuscaba en el botiquín, y tampoco hizo ademán de esbozar una sonrisa o algo que indicara que estaba feliz de verla. Dodo pensó que su hermano lloraría cuando apareciera, que correría a abrazarla y a decirle que la quería y que nunca volviera abandonarle así, pero todo lo que había hecho tras recuperarse del susto había sido decirle que cómo se había hecho esas heridas y luego llevarla a su habitación para curarla.
Ahora, Dodo no solo tenía la sospecha, sabía que Ho Seok estaba enfadado con ella. Hizo una mueca de disgusto. De saberlo, no hubiera ido.
-No te voy a pedir perdón por haberme ido. Tenía que hacerlo. Además, ya tengo dieciocho, soy una adulta, no le debo explicaciones a nadie.
Él negó con la cabeza y suspiró. Le puso una férula en la mano primero, después la obligó a darse la vuelta para que se tumbara boca arriba y empezó a curar sus heridas y a ponerles apósitos encima.
-Si te crees que ser adulta es "no tener que darle explicaciones a nadie", siento decírtelo, cariño, pero no eres una adulta.
Frunciendo el ceño, Dodo se incorporó.
-¿Y qué es ser un adulto según tú, oppa? ¿Tener una bonita casa, un marido y una hija? ¿Eh?
Ho Seok la miró a los ojos. Estaba molesta, y Ho Seok se preguntó por qué ella siempre tenía que estar tan desafiante y ponerse tan a la defensiva.
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Not all Girls are from Venus » Dodo x I.M. MONSTA X
Roman d'amourDodo era como una bala perdida, como la rosa con más espinas. Quizá podría romper el corazón a cualquiera con un parpadeo y las costillas de un puntapié pero, para Chang Kyun, ese ángel de la destrucción era lo más bello que hubiera visto jamás. Él...