Capítulo 5

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-¿Adrien?

-¡Marinette!

La azabache se acerca a él y lo abraza de golpe al ver sus ojos llorosos.

-¿Has estado llorando? -le pregunta y se separa un poco de él.

-N-No, solo se me ha metido algo en el ojo...

-No seas tonto, estás llorando. ¿Qué es lo que te ha pasado? -le pregunta Marinette mientras se sienta en la cama a su lado.

-No te incumbe...

-Escuché la llamada que tuviste con tu pa...

-¡¿Qué?! -se enfada Adrien.

-¿Era tu padre? -Adrien se queda en silencio-. ¿Adrien?

-Deja de entrometerte.

-¡Por favor, quiero ayudarte!

-¿De... verdad?

-Sí -le contesta Marinette y lo mira a los ojos-. ¿Tu padre también sale de viajes de negocios? -Adrien asiente, entristecido-. ¿Lo hace a menudo? -Adrien vuelve a asentir-. ¿Cuánto tiempo tarda en volver?

-Él... no llega. Dice una fecha pero nunca vuelve...

-¿Y has llorado por eso?

-En realidad, pensaba que esta vez volvería para celebrar el aniversario de mi... difunta madre.

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Cap 5: ESTÁTE CONMIGO
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Ahora Marinette no se puede imaginar el sufrimiento de un hijo sin su madre en semejante situación que debió pasar. Marinette piensa que es curioso lo rápido que puede cambiar la vida que hasta entonces había asumido como algo suyo, natural; basta con que alguien se encuentre en el lugar y minuto equivocados para que todo dé un vuelco.

La azabache supone que las personas nos concentramos tanto en nuestro temor a la muerte que acabamos subestimando la vida. Nadie se acuerda de la vida en la que vive hasta que sentimos cómo se desliza entre nuestros dedos como una corriente incontrolable de agua. En este mundo importa tanto el presente que olvidamos que nuestra meta es desaparecer. Para algunos de forma progresiva; para otros, súbita.

Vemos a las personas tan llenas de vida que ni concebimos la idea de su cuerpo vacío, sin alma, tumbado en una camilla que habrá sostenido varios cadáveres antes que ese. Y ni siquiera podemos admitirlo, a pesar de que lo sepamos con certeza. ¿Cuándo habrá Adrien visto a su madre sonreír por última vez? ¿Cuánto tiempo habrán pasado discutiendo, desaprovechando la oportunidad de haberse dedicado palabras de cariño en sus últimos instantes? ¿Cuándo es alguien demasiado joven para dejar atrás un futuro que ni siquiera tenía en mente? Sean cuales sean las respuestas, lo único que Marinette sabe es que las personas estamos preparadas para la muerte, pero no para el momento en que sucederá. Y esto es, precisamente, lo que la azabache ha descubierto cuando Adrien le ha confesado sobre su difunta madre.

-L-Lo lamento t-tanto...

-No te preocupes, eso ocurrió hace tres años por un... accidente de automóvil.

Marinette se acerca donde él y lo vuelve a abrazar estrechamente. Adrien corresponde el abrazo, sorprendido porque no se esperaba que ese abrazo... fuese verdadero viniendo de ella.

Él en estos dos días ha descubierto que Marinette era una gran mojigata porque... ha actuado como tal. La considera así por la gran apariencia que muestra cuando está cariñosa o cuando se pone arisca como un simple gato.

Por otra parte, exagera mucho las cosas como acaba de hacer en este momento. Su madre falleció hace tres años, sin embargo, a ella no le ha importado ese dato y le ha abrazado como si le hubiese fallecido hoy mismo.

Además a Adrien le gusta utilizar ese adjetivo porque le hace recordar cuando un gato odia el agua. Algo que él tampoco hacía cuando era niño a la hora de ducharse.

-¿Adrien? -murmura Marinette.

-¿Sí?

-¿Podrías soltarme ya? Llevamos más de cinco minutos abrazados.

-¡Ah! Sí, lo siento -dice Adrien, soltándola, avergonzado. No se ha percatado de ello por haber estado sumido en sus pensamientos.

-Bueno, ¿para qué querías que viniera?

-Eso ya no importa... Bueno, me gustaría que hicieras algo, en realidad.

Marinette lo mira a los ojos fijamente, confusa.

-¿Dor-Dormirías conmigo?

<<¡¿QUÉ?!>> piensa Marinette, sonrojada <<¡¿POR QUÉ QUIERE QUE DUERMA CON ÉL?!>>

-Si-Si quieres no hace...

-Esta bien -acepta Marinette, entendiendo que sería lo mejor.

-¿Segura...?

-Sí, supongo que después de lo que te ha pasado, es lo menos que podría hacer por ti.

Ambos jóvenes se acuestan en la cama, cubriéndose con las sábanas. Adrien acurruca a Marinette a su lado mientras que ella no hace más que sonrojarse por lo que estaba haciendo.

-Gracias, mojigata -le susurra Adrien al oído de la azabache.

-¿Qué?

-Buenas noches.

Después de eso, se quedan completamente dormidos uno pegado al otro.

Mi inocente Mojigata~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora