Capitulo Ocho: Propuestas.

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Sábado 0830 horas día cinco.
Misión MI04/19HR.
Chicago, oeste del Estado.



Nuestro despertador suena a las 0830 horas y nos quejamos colectivamente por ello.
Decir y Bloom ya se encuentran mejor pero el efecto del sedante todavía no sale de su organismo por ello Waddell se quedó con nosotras tres en la habitación, Sterm y Camargo se fueron con Wen y Hernández.

Pedimos servicio al cuarto pero solo Waddell y yo nos sentamos ya que Decir y Bloom siguen descansando, no se pueden presentar hasta que su cuerpo esté limpio de la droga.

—Qué fue lo que ocurrió ayer.

—De qué hablas.

—De Moore y Markelov.

—Markelov siempre ha tenido cierta atención conmigo, aunque nunca hemos llegado a estar en plan romántico ni sexual.

—Eso lo entiendo desde que se conocieron sucede, pero y con Moore.

Suspiro sabiendo que tengo que sacar lo sucedido con Moore en el sanitario del club.

—Vamos Ángela dime que sucede.

—Ayer tuvimos un encuentro en el sanitario del club.

—Y....

La cara de Kate Waddell es toda una interrogante.

—Tuvimos sexo duro sexo duro y muy satisfactorio.

El cubierto se cae, en el momento de querer levantarlo vacía sobre la mesa su jugo.

—Detalles y no te guardes nada por favor.

Explicó lo sucedido y se queda sin palabras.
Tocan a la puerta y decido abrir ya que mi amiga sigue en shock.

—Buen día entrega para la señorita Ángela Saviano.

—Si soy yo.

Me entrega una pequeña bolsa de regalo firmó de entregado y regresó a la mesa.

—Y eso.

—No lo sé se supone que es para mí.

Abro la pequeña bolsa y en ella hay dos bragas de sexy encaje en color rojo y negro.
Una pequeña nota esta al fondo de la bolsa.

~Te debía una braga y anticipo mis acciones con otra. ~

Mis mejillas estallan tornándose de color rojo. Waddell pregunta que pasa y por falta de reacción de mi parte toma la bolsa junto con la nota.

—O por Dios.

—Merda.

—Dime que te las pondrás hoy.

—Lo haré.

Terminamos el desayuno reponiéndonos del shock y salimos rumbo al hotel para la reunión.

La habitación es la suite presidencial en ella está el resto del equipo y tomamos asiento.
Markelov, Zajarova y Vucic preguntan por mi estado y les enseñó la pequeña herida en mi brazo.

Moore está al frente.

—El operativo salió bien se cumplieron varios cometidos. Evitamos que ocho mujeres inocentes y dos colegas fueran vendidas; Captamos a los tres hermanos Riina Verace y en el club salió la información de la reunión que harán en Forte dei Marmi para le venta de las demás víctimas, la reunión la harán con la fachada de un baile de máscaras dentro de siete días.
Mañana volaremos hasta Pisa Italia y de ahí a Forte dei Marmi vía terrestre.
Es necesario volver a dividirnos para cubrir toda la zona.
Wen, Zaho y Greene necesitamos invitaciones para la reunión dos parejas asistirán, otros estarán en el personal de servicio y los demás vigilaremos desde afuera.
Es de vital importancia que rescatemos a las víctimas, consigamos información y capturemos a los capos.
Camargo y Valencia consigan los vestuarios correctos.
Zajarova y Saviano las armas.
Vucic trasporte y vías de escape.
Rizzuto conoces la zona te encargas de la estancia ya que estaremos una semana o más ahí.
Abella y Hernández revisaran los planos del lugar, desde la casa hasta el lugar donde será el baile.
El equipo del personal del club siga con su trabajo.
Sterm, Camargo, Wen y Hernández asisten hoy al club cuiden sus bebidas y cuídense.
Waddell quiero un reporte detallado de la salud de Bloom y Decir.
Saviano hoy descansa presentarte con una herida en el brazo puede ser sospechoso.
Salimos el domingo a las 2000 horas. del aeropuerto, iremos en un vuelo privado no podemos levantar sospechas.
Los veo en el aeropuerto mañana a las 1800 horas.
Pueden retirarse.

Se muestra indiferente conmigo, así que optó por salir lo más pronto de la habitación y regresar al hotel.

Decido ver películas y comer por el resto del día, pero la llamada de Moore interrumpe mi paz, solicita el inventario del armamento, así como lo que se necesitará para Italia.

Me coloco jeans, maglietta y botas; Tomó mi bolso y salgo con destino a su hotel.

Toco la puerta dos veces y a penas Moore abre la puerta y me toma de la cintura dándome un beso que me descoloca.
Se separa de mis labios y junta nuestras frentes.

—Aceptas —. Pregunta con voz ronca.

—¿A qué? —. Cuestionó dudosa.

—A quedarte esta noche.

No respondo solo lo beso como si no hubiera mañana, deseando que el tiempo pase lento.

Comienza a quitar mi ropa sin prisas haciendo que mis ganas por el incrementen. Lo desnudo con calma y comienza a besarme lento, nuestras lenguas danzan. Me recuesta en la cama y desciende por mi cuerpo llenándolo de besos y pequeñas mordidas.

—Estos cardenales se ven bien —. Comenta besando mis caderas marcadas por sus manos.

Sube a mi cuello y susurra.

—Dime que si

—Si—. Contestó segura sin saber a qué se refiere.

Saca de debajo de las almohadas una cuerda.

—Esto no te dejará marcas, pero te mantendrá quieta.

Amarra mis muñecas y vuelve a descender por mi cuerpo, llega a mi monte de venus saca su lengua y empieza a lengüetear mis labios, su lengua caliente se siente magnífica en esa zona.

—Mmm —. Expresa con gusto.

Tomó su cabello aún con las muñecas atadas y succiona mi clítoris, lo muerde despacio y sigue lengüeteando la zona de arriba hacia abajo en círculos y sé que estoy a punto de llegar. El primer orgasmo llega dejándome sin aire y se traga mis fluidos.
Introduce dos dedos estimulando, con el dedo pulgar realiza círculos en mi clítoris.
Sube y conecta nuestras miradas.

—Pruébate y ve que no miento cuando digo que eres exquisita.

Me besa y puedo saborear mis fluidos excitándome más de lo que ya estaba.

—Estoy limpio y sé que tú también lo estás.

Retira sus dedos y toma su erección.
Pasea la cabeza por mi coño empapándola con los fluidos que chorrean.
Nuestras miradas siguen conectadas y se introduce lentamente. Balancea sus caderas lentamente y de manera tortuosa.
Con sus manos toma las mías y las entrelaza.
Trató de mover mis caderas, pero con una mano lo impide.

—Dime como lo quieres —. Pregunta con voz ronca.

—Lento, rápido, duro o uno de cada uno —. Cuestiona entre jadeos.

—Solo hazme gritar —. Le digo viéndolo a los ojos.

—Empecemos por el lento.

Me besa con delicadeza, pero con pasión, me acaricia todo mi cuerpo, besa mis senos, cuello, clavícula, pezones.
Sigue balanceando sus caderas hasta que otro orgasmo me hace jadear.

—Seguimos con el rápido.

Sale de mi interior y jala mis piernas hasta ponerme en la orilla de la cama, entra nuevamente y sus caderas suben de velocidad sin ser salvaje, levanta mis piernas y las posa en su pecho.
Acaricia mis piernas desde los tobillos hasta llegar a mis caderas. No puedo dejar de gemir, las sensaciones que experimenta mi cuerpo son inigualables.
Los movimientos son rápidos y vuelvo a sentir como llega otro orgasmo.

—Lista para lo duro.

No me da tiempo de responder, la velocidad es la misma pero ahora se estrella con mi cuerpo produciendo sonidos excitantes, lo hace con fuerza sin llegar lastimarme. Mis piernas ya están a sus costados, me toma de los hombros y sigue dándome duro.
Sale y me pone en cuatro, me penetra fuerte besa mi cuello, espalda toma mis caderas y sigue no se cansa ni baja la intensidad.
Me azota los glúteos con fuerza y eso sigue elevando mi excitación.
Toma mis hombros y pega mi espalda a su pecho pasa un brazo por mi clavícula sosteniéndome, su otra mano baja y estimula mi clítoris, chupa y muerde mi oreja, jadeando conmigo.
Mi orgasmo llega en esa posición.

—Uno más deliciosa. Dame uno más—. Pide en mi oído.


Toma mis pezones los pellizca, sigue estimulando mi clítoris, besa, chupa mi cuello y muerde mi oreja de manera que no duele, pero exista más cada vez.

El orgasmo es fuerte terminando a la par.

Sostiene mi cuerpo mientras regularizamos nuestras respiraciones.

Sale de mi interior, toma un pañuelo y me limpia con delicadeza.

Me besa tiernamente mientras nos quedamos tumbados en la cama.
Acaricia mi espalda con calma besa mi hombro y suspira.

Pasa un poco de tiempo en silencio el sigue con sus caricias mientras yo estoy boca bajo.

Me paro busco mi ropa y su mirada es de tristeza.

—Dijiste que te ibas a quedar —. Su tono de voz es triste.

Detengo mi tarea de buscar la ropa trepó por lacama hasta quedar sobre el con mis piernas a sus costados y le doy un pequeñobeso.

—Si, pero tanta actividad me dejó muerta dehambre. Te invito a cenar ¿vamos? —. Pregunto con la esperanza de que acepte.

Me regala una sonrisa que puede derretir todo elpolo norte, sus ojos brillan y un pequeño hoyuelo aparece en su mejilladerecha. Toma mis caderas y me besa.


—Vamos.


Nos vestimos y salimos del hotel.
Entrelaza nuestras manos y no las suelta hastaque estamos sentados dentro de un pequeño restaurante italiano, los mantelesson rojos con velas de centro de mesa, la iluminación es tenue, es cálido yacogedor.
Estar aquí me hace recordar y extrañar mi casa yel tiempo que pasaba con mi familia.


Leo atentamente el menú y me decido por unapizza grande con pimientos, pepperoni y champiñones.


Llega el camarero y Moore me pide que ordene yoprimero.


—Una pizza grande con pimientos, peperonni ychampiñones; de tomar un refresco de cola grande también


—Los refrescos son de refil señorita está bien.


—Si es perfecto y unos palitos de pan con salsaextra de tomate —. Le entregó en menú con una sonrisa y la cara de Moore es deincredulidad.


—¿Usted caballero que desea? —. Pregunta elcamarero


—Unos ravioles por favor y también un refrescode cola.


Entrega también el menú, y el camarero seretira.


—De verdad tienes hambre.


—Yo siempre tengo hambre


—Es normal en ti entonces, ¿Dónde te puede cabertanto?.


—Hernández dice que soy un barril sin fondo yque no tengo llenadera.


—Hernández no miente.


Sus sonrisas son hermosas, verlo tan relajadosin el papel de coronel es maravilloso. Platicamos de cosas tan comunes queolvidó el tiempo.
Nos preguntamos nuestros colores de preferencia,hablamos de nuestros grupos favoritos el menciona grupos que no conozco y yosolista que el tampoco conoce.
Hacemos el pacto de escuchar por lo menos trescanciones que no conozcamos de los grupos que el otro menciona, hablamos dehobbies y encontramos varios en común, los deportes y el senderismo.
No fue necesario hablar del trabajo la cena fuela mejor de todo lo que llevó de vida.
Salimos del restaurante pasa su brazo por mishombros y yo lo abrazo con el mío de la cadera ya que la diferencia de alturaes mucha.
A pesar de que la luna no está llena la observómientras caminamos de vuelta al hotel, me ve como observó a la luna y me lavuelve a dedicar.
Llegamos a la habitación la ropa vuelve a sobrary terminamos rendidos viendo el amanecer. 


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El As de Espadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora