Capitulo Once: Cosas claras.

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Heiden grita desde el otro lado de la puerta y sabemos que esto no va a salir bien, por suerte a las tres ebrias ya se les está bajando después del baño.

—Sus líos amorosos y de cama nos metieron en problemas —. Reprocha Wen molesta.

—Mira a mí no me culpes, Culpa a Waddell y su otra ronda.

—Y ustedes bien que le dieron hasta el fondo, Culpa toda mía no es.

Salimos de la habitación y bajamos hasta el jardín y nos paramos en la orilla de la alberca y hay cinco mochilas con equipo y sé de qué va esto.
La alberca no es muy ancha calculo unos cinco metros, pero es muy larga puedo jurar que son más de diez metros.

Llega Rizzuto y nos realiza la prueba del alcoholímetro la mía da un resultado de 0.76 mg/lt. Y eso que solo fueron dos tarros, no quiero saber cuánto tienen las demás.

Heiden se pasea frente a nosotras con las manos en la espalda. Y comienza a gritar.

—Pará recordarles que aquí se viene a trabajar y no a estar de fiesta, realizaran el entrenamiento con el equipo completo así que en las mochilas esta su uniforme y botas.
Empiecen a cambiarse.

Todas venimos en tops deportivos y licra así que solo nos colocamos el uniforme encima.

—El grado más alto que registró el alcoholímetro es de 1.90 mg/lt.

—Perfecto, serán 190 repeticiones de cada uno de los ejercicios.

Acatamos la orden y nos ponemos las mochilas que pesan alrededor de 15kg.

Empezamos por sentadillas, abdominales, desplantes, planchas, jumping Jacks, Burpee, vueltas por el perímetro del terreno en el que estamos, de ida y venida en la alberca.

No podemos quejarnos ya que por cada queja aumentas diez repeticiones más.

La noche llega y seguimos en nuestro castigo. Ahora nos tiene nadando de nuevo en la alberca, a esta hora ya no queda nada de rastro de alcohol en nuestros cuerpos. Física y mentalmente estamos exhaustas.

—Espero que aprendan la lección y no se repita. Las espero mañana a las 0800 horas para designar las tareas correspondientes —. Dice Moore molesto.

Atrás de él está Zajarova y Markelov con toallas. Pero nos es difícil salir de la alberca en nuestro estado de cansancio. Así que nos ayudan a salir y van envolviendo a mis amigas con las toallas que traen.

Moore se acerca a mí ya que soy la última en salir, retira mi mochila y todo se pone negro.



Despierto en una habitación que no es la mía con una manglietta que no es mía y en bragas.

—Come algo por favor —. Moore está sentado en el sofá al lado de la cama, se ve preocupado, me tiende una charola con una sopa de verduras que hace rugir mis tripas.

—Muchas gracias.

—¿Estas bien?.

—Si solo que ya estaba muy cansada.

Como en silencio mientras el me observa, tiene los codos sobre las rodillas y sostiene su cara con las manos.

Se que su mente va a mil por hora, sé que quiere decir algo pero no lo hace así que sigo comiendo en silencio.

Terminó de comer y retira la bandeja con la comida, la coloca en el piso y apaga las luces de la habitación.

Prende la lámpara que está al lado de la cama y se acuesta a mí lado.

—¿Te quedarías a mí lado a dormir? —. Pregunta con ilusión.

No sé a qué se refiere no se si lo pregunta solo por esta noche, por las noches que dure la misión o que.

No pronunció palabra así que decide hablar nuevamente.

—Prometo no hacerte perder el tiempo y disfrutarlo mientras tú quieras.

—El problema no es que me hagas perder mi tiempo, el problema es que yo te haré perder el tuyo.

—Entonces déjame disfrutarlo mientras tú quieras.

—Dante yo no quiero lo mismo que tú quieres, no te puedo ofrecer nada formal en este punto de mi vida, sí, me la paso muy bien contigo, me gusta estar a tu lado, pero no me gusta que me expongas de esa manera. No me gustan las escenas de celos y lo que hiciste en el avión no está bien.

—Entonces déjame disfrutar del tiempo que me puedas dar. Lo único que te pido es que solo sea yo entre tus piernas. No pediré nada más. Tu sola con el tiempo me darás el lugar que quiero en tu vida.

—No me conoces Dante.

—Entonces déjame conocerte y ganarme un lugar en tu mundo—. Me besa con pasión, lastima mis labios de la presión que ejerce con los suyos, muerde y succiona mi labio inferior, no aparta la mirada de mis ojos y saca la manglietta por encima de mi cabeza.

En cuestión de segundos la ropa salió volando y estoy arriba de él, magrea mis senos, succiona mis pezones los muerde y pasa su lengua haciendo círculos con ella.

Me rodea con un brazo por las caderas y me levanta para colocar su miembro en mi entrada, lo mueve de arriba a abajo jugando con mis labios y me desciende lentamente.

Me besa y muerde desde mis labios hasta mis senos.

Estruja mis caderas y levanta su pelvis encontrándome en cada sube y baja haciendo que las embestidas sean fuertes, con el aún dentro me recuesta en la cama.

Entrelaza muestras manos y me susurra cosas sucias al oído.

—Se que gusta duro Ángela. Te gusta que te azote y te dé duro mientras te susurro cosas sucias al oído, haciéndote gemir y gritar mi nombre —. Sigue embistiendo sin tregua. —Vamos córrete y grita mi nombre Ángela —.

La intensidad de la situación me pone a punto, siento el calor por todo mi cuerpo, mi centro se contrae, el sudor se hace presente y el primer orgasmo llega haciendo que grite su nombre.

Me trata como a una muñeca y me encanta que sea grande y fuerte.

Va moviéndome de un lado para otro, pasamos por el sofá mientras estoy en cuatro recargada sobre el respaldo y el me azota el trasero.

En la orilla de la cama donde levanta mis piernas y muerde mis pantorrillas.

En la pared mientras me sostiene con las manos.

Es tan intenso que el tiempo pasa sin darme cuenta.

Después de varios orgasmos terminó desnuda y boca abajo en la cama, nos tapa con la sabana y acaricia mi espalda hasta que caigo dormida.

 



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El As de Espadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora