Capitulo Cinco: Te dedico la luna.

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Miércoles 0700 horas día tres

Misión MI04/19HR

Mesa, Arizona


Comenzamos la marcha matutina y se extraña nover a Moore al frente del grupo ya que hace más ameno el camino. Realizamos elcircuito y por hoy no haremos combate cuerpo a cuerpo ya que tenemos quepreparar nuestro equipaje.

El primer grupo de infiltrados Abella, Valencia,Noma, Vucic, Zajarova, Zaho y Rizzuto partió hoy temprano ya que tienen quebuscar cuartos de paso para pasar las noches desde hoy hasta que regresemos.
El segundo grupo que parte es el que integranWaddell, Wen y Hernández que salen hoy en un vuelo comercial nocturno y sehospedarán en un hotel que está al lado de donde nosotras estaremos.
Moore, Heiden, Greene, Markelov y Harris partenmañana al amanecer desde la base y se repartirán en moteles de paso, cuartos yhoteles para no levantar sospechas.
Decir, Bloom, Sterm, Camargo y yo partimosmañana a las 0800 horas en un vuelo comercial.

Vamos rumbo a comer y juntamos dos mesas para elequipo solo somos nueve y optamos por convivir todos, Moore llega a la mesa yse integra a la plática, es imposible no admirarlo, pero detengo mis ganas dehacerlo ya que sería demasiado incómodo que me sorprendiera desnudándolo conlos ojos.
La platica no es la más divertida, pero esamena. Contamos anécdotas de misiones pasadas y coincidimos en que Harris es elque peor ronca.

—Ok yo ronco, pero por lo menos mis pies nohuelen mal.

Estallan las primeras carcajadas.

—Heiden ya sabias que hay tratamiento para Bromhidrosis,Si gustas te podría recetar algo.

—Mínimo no eructó como cavernícola verdadGreene.

—Estábamos en un festival de cerveza, ¿Quéquerías que pasara?

—Espantaste a mi conquista mínimo te hubierasdisculpado.

—Podrías haber disimulado como lo hace Camargo.

—Camargo no disimula.

—Menos Hernández suelen hacer competencias porlas noches.

—A mi no me mezclen con los apestosos.

—Solo competimos una vez.

—Las grabaciones no mienten.

—Apestoso Heiden después de entrenar.

—Una vaina que jamás quiero volver a percibir.

—Eso mi querido compañero es heder.

—No creo que sean peores que los gases nocturnosde Markelov —. Agrego animadamente y las carcajadas que nos convierten en elcentro de atención.

—Pero por dos noches dormiste calientita —. Comentami amigo gaseoso.

El sonido del arrastre de la silla de Mooreinterrumpe la plática tan peculiar que manteníamos todos, su semblante es tensotiene la mandíbula apretada y las manos en puños, por su frente salta una venay se ve muy molesto.

—A trabajar que partimos en pocas horas.

El semblante de todos en la mesa cambia, lasrisas se esfuman, los ánimos decaen y nos levantamos dando un saludo militarpara retirarnos.

Empiezo a empacar lo que designó Camargo queconsiste en jeans, mangliettas, vestidos cortos y una chaqueta de cuero; decidítrenzar mi cabello ya que tendremos que usar pelucas a mí me toco ser una sexypelirroja.

Teniendo todo listo decido bajar para ir adespedir a Waddell, Hernández y Wen, los cambios de apariencia les quedanperfectos y se despiden animadamente abordando la camioneta que las llevara alaeropuerto para tomar el vuelo nocturno.

Aprovecho la linda noche para dar un pequeñopaseo a la luz de la luna, escucho los grillos y es tan relajante que decidoseguir con mi caminata alejándome de los edificios pensando en todo y nada a lavez dejando atrás las preocupaciones del trabajo y familia para poder apreciarlas luciérnagas que vuelan y hacen un maravilloso contraste con la obscuridad.

—No es muy seguro que ronde sola por este ladode la base.

—No se preocupe General Moore me se cuidar sola.

—Lo sé, pero hay coyotes por aquí.

—Si son aficionados o animales lo tendré bajocontrol.

—¿Así que dos noches con Markelov? —. Preguntacon cierto tono de molestia.

—Si fue durante una misión en Canadá —. Lerespondo con una media sonrisa sonando calmada. No sé por qué quiero explicarlela situación.

—¿Y que hace caminando por aquí? —. Preguntacaminando a la par mío.

— Me gusta la luna —. Respondo sinceramente.

—Le dedico la luna.

Detengo el paso y nuestras miradas se conectanya que se me hace demasiado extraño lo que dice.

—¿A qué se refiere? —. Preguntóya que no tengo la menor idea de lo que quiere decir.

—Una luna tan hermosa se debe de dedicar no hayque menospreciar algo tan hermoso, puede que casi todos los días del año salga,pero son pocas las veces que luce así de magnífica.

Aclaró mi garganta y agradezco el gesto.
La verdad nunca me había dedicado la luna. Me dedicaroncanciones o poemas, pero jamás la luna.

—Me permite acompañarla a su edificio.

—Si claro.

Emprendemos el camino de regreso en un cómodosilencio. Caminar a su lado es una sensación de paz y seguridad que muy pocasveces he podido experimentar.
Llegamos a la enreda del edificio y me parofrente a él.

—Tal vez la próxima vez me pueda dedicar elsonido de los grillos.

Expresa una arrebatadora sonrisa.
Toma mi mechón rebelde y con mucha delicadeza locoloca detrás de mí oreja.

— Y también le puedo dedicar el brillo de lasluciérnagas, creo que eso también le gusta.

—Si me da la sensación de paz.

—Buenas noches Teniente Saviano.

—Buenas noches, General Moore.

Doy media vuelta y camino con lentitud hacia midormitorio.
Cierro la puerta, reposo mi espalda, veo eltecho y confirmo mentalmente que no solo es el General pecado también es elGeneral romántico.

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El As de Espadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora