Capitulo Dieciocho: Golpe de realidad.

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Un olor amargo se percibe en el ambiente y la excitación que sentía antes va bajando poco a poco.

Iván y Dante se comienzan a vestir y yo me quedo atónita cayendo en cuenta de lo que sucedió.

El olor amargo llena mis fosas nasales, la razón, conciencia y pudor vuelven de golpe.

Iván me da mi braseare y me ayuda a ponérmelo.

Dante me ayuda a ponerme el vestido y cierra la cremallera.

Los veo y beso a Dante.

—¿Se arrepiente de algo Señora Moore? —. Pregunta con cautela.

—¿Usted se arrepiente de algo señor Moore?

—No.

—Yo tampoco.

Nos besamos castamente y volteo con Iván.

Me ve diferente, y yo a él también lo veo de otra manera. En sus ojos veo tristeza, pero con una sonrisa me acerco a él y lo beso.

—Perdóname Ángela. No lo pude evitar —. Me dice tomando mi cara entre sus manos.

—No te voy a perdonar porque yo no me arrepiento de nada Iván. Lo disfrute muchísimo. Gracias.

Me regala una sonrisa y me da un beso casto que me gustaría profundizar ya que ya extraño sus besos, creo que estoy jodida, suspiro doy media vuelta tratando de no salir corriendo y me dirijo a los sanitarios.

No me arrepiento de nada de lo que hice lo disfruté mucho, pero creo que estoy en problemas.

Llego a los sanitarios y es un caos.

Hay lágrimas, por una parte, sonrisas de satisfacción por otra parte y otras que estamos en shock.

Nos ayudamos entre las compañeras a acomodar los moños y tratar de remendar unos vestidos que fueron arrancados, mientras otras comparten sus maquillajes.

Entra el coordinador pálido y nos notifica que los organizadores nos darán mil euros de compensación por lo sucedido y que nos darán quinientos más si nos quedamos a finalizar el evento, nadie se mueve y todos aceptan.

Nos recuerda del acuerdo de confidencialidad que firmamos antes del evento e insinúa que es mejor quedarnos callados y disfrutar del dinero, que eso es lo que hará el.

Los uniformes de varias compañeras no tienen solución, pero les proporcionan vestidos nuevos y camisas para los hombres.

Conforme vamos quedando presentables salimos, pero nos dividen, a unos los mandan al primer piso y a otros nos mandan al segundo piso.

Me toca subir y ya hay sillas ordenadas en filas y una tarima con un podio del lado derecho. La tarima está casi pegada a la fuente y es de aproximadamente de cuatro metros de ancho y ocho metros de largo.

Es la subasta, no están todos los invitados veo solo a unas cien personas, unas mujeres traen batas de ceda de color vino supongo que sus hermosos vestidos no tuvieron arreglo.

La mayoría de los hombres tren batas en color negro y pantalón de vestir.

Todos tienen una cara de seriedad absoluta.

Ofrecemos bebidas y canapés entre los comensales que van llegando.

Veo a Bloom y Sterm del brazo de un hombre Moreno que creo que es Turín.

El As de Espadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora