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Martes 0000 horas
Roma Italia
Desconocido
Es mi segunda botella de whisky, estoy en mi alcoba, sigo con el traje de tres piezas, no tengo cabeza para quitármelo.
Deje los negocios y tratos a medias.
No quise asistir a nada ya que la imagen que me llego arruinó mi día.Recuerdo cuando la vi por primera vez, estaba en el despacho cuando una risa en el jardín llamó mi atención.
Deje todo para averiguar de quien se trataba.
Estaba sentada de espalda con un vestido rosa claro de tiras delgadas y el cabello suelto color caramelo.
—Señor es necesario que firme estos documentos.
—Enseguida voy.
Me tuve que retirar sin ver su rostro, pero con su risa ya me había embrujado.
Estoy viendo el jardín por la ventana, por la misma ventana que la vi de frente por primera vez hace ocho años, alguien estaba enfermo y sabían que no le quedaba mucho tiempo de vida, su última voluntad era conocerla.
Me perdí en sus ojos color miel, piel clara y cabello color caoba. Estaba paseando por los jardines a altas horas de la madrugada así que decidí acercarme a ella y por fin verla de cerca.
—¿Y tú eres...?
—Ángela.
—Mucho gusto Ángela, que haces aquí.
—Paseando por el jardín.
—No es lugar ni hora para que una señorita esté paseando.
—Y eso quien lo dice ¿usted?, tengo entendido que puedo pasear por la propiedad sin problema y sin importar la hora.
Tan inocente, traviesa, caprichosa y tenaz.
Pasaron los días y nos volvimos más cercanos, empezamos a vernos por las noches bajo la luna en el jardín.
Una noche me empujó a la alberca y yo le tomé la mano por inercia haciéndola caer junto conmigo.
Sus risas eran el sonido perfecto para mis oídos, me devolvían años de felicidad que jamás había sentido.
Escucharla decir mi nombre era maravilloso.
Una noche en el jardín nos condenamos, esa noche me beso, todo empezó como un juego entre nosotros y terminó con ella desnuda en mi cama.
La hice mía, la hice mujer, fui el primero en entrar en su cuerpo y en su corazón.
Las noches a su lado han sido las mejores en mi vida, besando sus lunares, en especial el de sus costillas ese que la hacía reír hasta quedar sin aire, el de su clavícula izquierda que besaba cada que me montaba, el que está en medio de su cuello y hombro que besaba cuando la abrazaba por la espalda.
Estaba seguro de que ella era para mí, ella prometió quedarse a mi lado, dejando todo para estar conmigo y yo le prometí lo mismo.
No hay día que no me arrepienta de haberla apartado de mi lado.
—Ella se tiene que ir, no puede quedarse aquí entiéndelo —. El señor dijo muy serio.
—No, entienda usted yo la amo, no hay ninguna otra mujer para mí, ella lo es todo en mi vida —. Recuerdo sentir la sangre hirviendo.
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El As de Espadas.
ActionAngela Saviano es convocada a una nueva misión para desmantelar a la Mafia Italiana antes de que los herederos Riina se hagan cargo del negocio familiar y descubrir quien es el tercer hermano Riina ya que sólo hay fotos de los dos mayores. La misión...