Capítulo 4

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Alerta de spoiler sobre el libro Lujuria de Eva Muñoz. Adelantarse hasta donde están los tres asteriscos (***) para no leerlo.

Aleck.

- ¡NOOOO!.- El grito de mi hermana hizo que cerrará con fuerza el libro que estaba tratando de leer. Pellizque con fuerza el puente de mi nariz tratando de controlar la molestia que sentía, me levanté de mala gana de la cama, ¿Es que acaso ya uno no podía pasar su tarde de sábado en completo silencio? Llegué a la puerta de la habitación se Tamara y la abrí para encontrarla llorando en su cama con su celular en el suelo, mis cejas se arquearon al verla así.

- ¿Te termino tu novio imaginario?.- le hable desde la puerta, y ella seguía llorando.

- Se murió.- Dijo sollozando.

- ¿Quien? ¿Por qué tiraste tu celular al suelo?.- Pregunté apoyándome en el marco de su puerta.

- ¡Christopher se murió! ¡Mato a Patrick!.- Grito para luego romper en llanto otra vez, una mueca se extendió en mi rostro al verla llorar como si alguien real hubiera muerte.

- ¿Tu gritas, lloras, y entras en crisis porque dos personajes ficticios murieron?.- Le pregunté con incredulidad.

- ¡Si!.- Dijo mientras se limpiaba las lágrimas pero ella seguía llorando, no podía creer que llorara por algo tan estúpido.- Además, ellos no son solo personajes, son parte de mi alma, los amores de mi vida, así que más respeto.- Me dijo mientras sonaba su nariz y se doblaba para tomar su celular.

- Estás loca Tamara, en vez de ir a un internado deberías ir a una jodida clínica psiquiatríca.- Le dije mientras negaba con la cabeza y salía de su habitación en dirección a la mía.

***

Mi teléfono comenzó a sonar en el instante que me acosté en la cama, lo tome y respondí a la llamada.

- Hola.- Dije volviendo a tomar mi libro.

- Que hay bro.- La voz ronca de Elliott me saludo.

- Nada, ¿Y tú?

- Voy camino a una piscinada.- Me contó.

- ¿Piscina? ¿Desde cuándo te gusta las piscinadas?.- le pregunté al recordar que las odiaba.

- Desde que hay chicas con trajes de baños y alcohol.- Dijo con voz entusiasta y estoy muy seguro que tenía una sonrisa pícara en su rostro.- ¿Me acompañas?.- Preguntó.

- Sabes que no me gustan las fiestas bro.- Le dije con obviedad.

- Vamos Aleck hubo un tiempo en el que si te gustaban.- Menciono haciendo que mi mandíbula se tensara.

- Elliott.- Mi tono fue de advertencia.

- Está bien, lo siento, pero de verdad deberías comenzar a salir otra vez Aleck.- Dijo con cautela, sabía que tenía razón, pero no sé lo iba a decir.

- Ajá, pero no será hoy, buena suerte con más chicas Elliott.- le dije para luego colgarle.

- ¡NO HAGAS ESO! ¡RACHEL NOOOOO!.- Joder los gritos de mi hermana me ponían de malhumor, ¿Que le costaba sufrir en silencio? Me puse mis audífonos y continúe leyendo.

Nada mejor que pasar un fin de semana encerrado en tu habitación, lejos de las personas, de la realidad, con tus audífonos puesto y perdiendote en las páginas de un buen libro.

Lina.

- ¡¿Es que como carajos se te ocurre Lina Stuart Stevens?! ¡Está es la última vez que harás algo así!.- la voz furiosa de mi progenitora llegaba a mis oídos mientras estaba sentada en el sofá. ¿Que como llegamos a esta situación? Bueno les haré un resumen; Luego de lanzarme por el tobogán a la piscina con Aaron, decidí que era hora de empezar de darle más acción a la fiesta así que empecé con el Karaoke, la fiesta estaba en su punto más alto, habían llegado más personas y eso solo significa más alcohol, más desmadre y justo en ese momento mi madre llegó a la casa acompañada de lo que yo supongo eran sus “socios”. En conclusión el rostro de mi madre al ver el enorme tobogán, el patio y la casa llena de jóvenes adolescentes, sumando el hecho de un montón de vasos llenos de alcohol, pues como verán no está para nada feliz.

- ¡Lina te estoy hablando!.- Me gritó haciendo que la observará.

- Y yo te estoy escuchando mamá, pero no tiene sentido que me sigas reprochando la fiesta me estaba divirtiendo.- Me queje.

- Lina, tu siempre te divertes.- Dijo con amargura.- Siempre lo haces, te escapas de clase, de la casa, evades las reuniones de la empresa y debo pasar todos los días preocupada de que hagas una puta locura y termines en la cárcel, ¡Joder Lina! Me preocupas.- Dice y yo solo puedo bufar ante aquella mentira.

- ¿Te preocupo yo o tu imagen de la familia perfecta?.- Le dije en tono molesto, ella se detuvo y me miró con una ceja alzada.

- Ay vamos Lina, ¿Mi familia perfecta?  No, no contigo siendo una adolescente malcriada que se niega a madurar de una vez por todas.

- ¿Adolescente malcriada? ¡Oh! Apenas te das cuenta de que soy una adolescente, bueno era de esperarse teniendo en cuenta de que nunca estás en casa.- Le dije con una mueca en mi rostro, como no dije nada seguí.- Estás molesta no por la fiesta, si no por lo mal que te hice quedé frente a tus queridos socios, me imagino que los trajiste para que conocieran la gran casa que tú misma diseñaste ¿No? Sabes que mamá te diría que no volvería a hacer una fiesta pero ambas sabemos que mentiría y a diferencia de otras yo no miento.- Dije levantandome del sofá y caminar directo a la entrada de la casa.

- ¿A dónde vas?.- Me dijo en tono molesto.

- ¿Te importa?.- le respondí con el mismo tono. Salí de la casa soltando un suspiro y caminando en dirección a la casa de mi mejor amigo, se que tendría que volver a la casa (a limpiar probablemente) pero no quería estar ahí con ella, cuando ella llego cada adolescente se fue corriendo incluyendo a Saori el se iba a quedar conmigo pero le pedí que se fuera, no quería que se metiera en problemas. A medida que avanzaba en dirección a la casa de mi amigo varias personas pasaban y les sonreía, ya que por más problemas que tuviera encima no me iba a cansar de seguir buscando la manera de divertirme y verle el lado bueno a la vida. 

El encanto de LinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora