Capítulo 22

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Hola:3, me gustaría que leyeran está pequeña nota antes de empezar el capítulo.
Se que ha pasado un tiempo desde la última vez que actualice, y realmente no fueron unos meses fáciles. Pero sigo aquí y les traigo el capítulo más largo que he escrito hasta ahora, y un beso enorme con sabor a zanahoria. Lxs quiero mucho, gracias por esperar. Disfrútenlo<3✨🥕🧡

Me dejo caer en el sofá de la casa de Aaron y observo el techo mientras lo escucho hablar por teléfono. Ha intentado comunicarse con Haylie desde que llegamos pero ella no le responde. Yo por mi parte, soy más nervios que pelirroja en este momento.

Intente llamar a mi madre, otra vez, pero no respondió, así que llame a su secretaria y... Tampoco respondió. Decidí marcar el número de la casa como último recurso, pero solo obtuve un no muy grato; No vuelvas a llamar. De parte de uno de sus guardaespaldas.

Mi madre me odia, no había vuelto a hablar con mi hermano, Haylie no aparecía, y probablemente engañe al chico que quiero con el que detesto.

Tan cliché.

Solté un gruñido de frustración y lancé un cojín a Aaron que no dejaba de dar vueltas por toda la sala, comenzando a hartarme. Le di en la cabeza haciendo que se volteara hacia mí, mirándome mal.

-Estoy tratando de contactarme con Haylie, ¿Puedes dejar de lanzarme cosas?-me preguntó en tono amargado.

Sonreí, porque ese tono a él no le queda bien.

-Nop-respondí mordiendo mi labio inferior.

Aaron me miró con los ojos entrecerrados para luego ignorarme y subir las escaleras, aún con el teléfono en su oído.

-¡OYE! ¡NO ME IGNORES!-le grité levantándome y corriendo en su dirección. Me trepé en su espalda logrando que trastabillara y casi terminaramos en el suelo.

-¡Lina! ¡Casi nos caemos! Pequeña tonta-me reclama sosteniendo mis piernas con una mano y con la otra intentando llamar a Haylie.

-Voy a ignorar el hecho de que me has dicho tonta...-coloqué mis manos sobre su cuello para agarrarme mejor-, ¿Por qué no vamos a la propiedad y ya?

Aaron entro a su habitación- aún conmigo en su espalda- y me dejó sobre su cama para luego sentarse a mi lado. Saqué mi teléfono dejándolo sobre la mesa antes de darle toda mi atención al chico de ojos negros...

-No podemos hacer eso Lin-me dijo incrédulo.

Mordí mi labio inferior y abrace una de sus almohadas antes de preguntarle;

-¿Por qué? Yo soy la dueña de todo, nadie puede decirme que no.

Aaron me miró con una ceja alzada, y arrugue la nariz al darme cuenta lo superior que había sonado eso.

-¿La dueña de todo?-el hizo una mueca-. Cierto que salgo con la dueña de todo un imperio.

Está vez, yo puse la mueca y me aleje cuando intento hacerme cosquillas.

-No-le advierto. Pero me ignora tomandome de la cintura y alzandome hasta que quedo sentada en su regazo.

Su mirada está justo frente a la mía, y sus labios tan cerca de los míos que solo tendría que moverme un poco para poder besarlo.

-Ahora que lo pienso, tal vez si debamos ir con Haylie. A lo mejor no tiene señal o algo parecido, solo para asegurarnos que estén bien-accedió pero no hizo el intento de levantarse.

Uno de sus dedos acaricia la curva de mi cadera consiguiendo que mi piel se erice y mis pezones cosquillen esperando algún movimiento de su parte.

-¿Y por qué seguimos aquí?- pregunté con la voz un poco más ronca de lo normal.

El encanto de LinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora