Capítulo 11

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Cuando comencé a sentirme mareado me senté en uno de los sillones en los que había menos gente, la mayoría de los chicos se encontraban bailando, en el patio o tomando. Tomé una gran respiración y dure unos minutos sentado esperando a que el mareo pasará, sentí el sofá hundirse a mi lado por lo que gire mi cabeza para encontrarme con unos ojos grises observandome con curiosidad.

- No me digas que ya estás borracho.- Me dijo en tono divertido, la repare con la mirada antes de responderle.

- Solo me mareé.- Le dije con sinceridad.

Sus ojos me escanearon y sonrió burlona.

- Pensé que tendrías más aguante.- Dijo haciendo que captará el doble sentido.

- Tengo más del que podrías imaginar.- Le respondí en el mismo tono, me dió una sonrisa ladeada.

- ¿Y cuánto es eso?.- Preguntó mordiendo su labio.

- Mucho.- El ambiente había cambiado, el calor que nuestros cuerpos emanaban era evidente y la tensión palpable.

Ellie se acercó a mi hasta que nuestros brazos se rozaron, su rostro estaba muy cerca del mío, mis ojos bajaron a su boca la cual ya era lo suficientemente provocativa, su mirada estaba fija sobre los míos como si esa fuera mi señal de aprobación, junte nuestros labios desapareciendo los centímetros que nos separaban.

Movía mis labios con lentitud sobre los suyos, sus manos recorrieron mi pecho hasta llegar a mi nuca volviendo el beso más intenso mi lengua invadió su boca y ella hizo lo mismo, no se en que momento dejo de estar sentada en el sofá para estarlo a horcajadas sobre mi regazo mis manos se posaron en su cintura, el beso se volvió más intenso cuando se removió sobre mi haciendo que mi erección rozará con su entrepierna. Soltó un leve gemido que solo yo escuché, me separé de ella al sentir la falta de oxígeno, sus ojos estaban oscurecidos por el deseo, su respiración agitada y sus labios inchados y rojos.

Mis manos bajaron con lentitud de su cintura hasta llegar al final de su vestido, su mirada seguía anclada a la mía, mis dedos hicieron contacto con su piel haciendo que se le erizará, deje una de mis manos sobre su muslo izquierdo mientras que con la otra movía mis dedos en forma circular, justo como ella lo había hecho anteriormente. Seguía moviendo los dedos hasta que llegue a la parte interna de su muslo, desplacé mi mano hasta el interior de su vestido mis dedos rozaban con su piel hasta que llegue al inicio de sus bragas tomando la tela entre mis dedos y jalandola un poco, haciendo que soltará un pequeño gemido, sus ojos estaban cerrados y su boca entre abierta por lo que solté la tela moviendo mi mano hasta el interior de su entrepierna la humedad trapasaba la tela de las bragas haciéndome soltar un gruñido, moví mi dedo sobre está haciendo que ella soltará un gemido que callé con mi boca cuando la volví a besar, mientras seguía con el beso mis dedos se movían por encima de la tela haciendo que su líbido aumentará y mi erección doliera.

Saque mi mano del interior de su vestido cuando recordé dónde estábamos, me separé de ella intentado controlar mi alocada respiración y la mueca de protesta en su rostro me dió a entender que no le gustó el que me detuviera.

- Estamos en la sala, alguién podría vernos.- Explique con voz ronca, ella rodó los ojos y ví su intención de refutar por lo que me levanté, y le ofrecí mi mano, la tomó y comenzamos a caminar en dirección a las escaleras, en el trayecto mi mirada se cruzó con la de Elliott quien solo me sonrió con orgullo, lo ignore.

Entramos a mi antigua habitación, aquella dónde dormía cuando me escapaba de casa o cuando las fiestas terminaban más tarde de lo planeado, cerré la puerta con pestillo y me di la vuelta viendo cómo la rubia observaba con curiosidad las pocas fotos que había en la repisa.

El encanto de LinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora