Capítulo 8

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Solté una carcajada al escuchar el grito que soltó, Samuel me preguntó que si estaba lista, y asentí. El se impulsó y salimos del avión, el aire golpeó mi rostro, y agradecí internamente haberme atado el cabello, abrí mis brazos y piernas al igual que mi instructor la sensación de libertad, el sentir el viento contra mi cuerpo, todo me hizo sentir tan bien, me hacía sentir libre, una sonrisa de satisfacción se formó en mi rostro, la tierra se veía tan pequeña, y en pocos segundos ya estaba alcanzando a Aleck. El giro su rostro y sus ojos se encontraron con los míos, era obvio que estaba sonriendo pero borro todo rastro de aquella sonrisa cuando me vio.

- ¡Estás loca!.- Me gritó.- ¡Me arrojaste de una jodida avioneta!.- Me siguió gritando y reprochando el que lo empuje.

Pero lo ignore, ignore todo aquello que no fuera el viento contra mi cara, la sensación de libertad, y el saber que estaba rodeada del cielo azul y la luz del sol, libre de cualquier rastro de oscuridad, la adrenalina recorría mis venas, pero yo solo podía sentirme libre, de mi madre, de los deberes, de todo, era libre. Me sentía como un ave que por fin pudo abrir sus alas, lejos de su oscuro nido, el sonido de un «Clik» me hizo abrir mis ojos, el paracaídas de Aleck se abrió jalando hacia arriba, Samuel me avisó que también abriría el de nosotros y asentí, el paracaídas se abrió y nos jalo hasta arriba. La próxima vez que lo hiciera lo haría desde más arriba, fuimos bajando hasta que la tierra dejo de verse pequeña, y se volvió grande a medida que caíamos.

Tamara aterrizó primero, unos minutos después Aleck, y luego yo, mis pies tocaron la tierra y no pude sentirme más feliz y con una sensación de satisfacción en mi pecho.

- ¡Joder! ¡Eso fue increíble!.- El grito de Tamara me hizo reír.

- ¡Completamente de acuerdo contigo!.- Le grite, y ella camino hacia mi luego de soltarse de su instructor. Chocamos los cinco, y me abrazo luego de que me desenganchara de Samuel.

- Gracias.- Me susurró.

Fruncí mi ceño al no entender el por qué me agradecía. Ella se percató de mi confusión por lo que se puso de puntillas hasta que su boca quedó sobre mi oído y dijo;

- Por empujar a mi hermano, no se habría lanzado de no ser por ti.- Sus palabras me hicieron sonreír.

- Tu hermano me demandará.- Le dije, ví como Aleck se acercaba hacia nosotras con una expresión para nada bonita en su rostro.- O me matará.

- No dejaré que lo haga.- Dijo soltandome.

- Tú estás loca.- Me dijo con frialdad.

- Ya lo sé.- Le contesté con una sonrisa. - De nada.- Le dije tomando la mano de Tamara y avanzar por el campo hasta llegar al auto que nos llevaría a la pista, para luego irnos.

- ¿Por qué debería agradecerte?.- Me preguntó caminando detrás de mi y su hermana.

- Por haberte empujado.- Le respondí con obviedad.

Llegamos hasta el Jeep y ayude a Tamara a subir, y luego entre yo seguida del odioso de Aleck.

- Oh claro, gracias por casi matarme.- Dijo con sarcasmo.

- De nada.- Le respondí de la misma forma.

Aleck no volvió a hablar después de eso, solo se quedó viendo por la ventana, en cambio Tamara y yo si, hablamos de lo que sentimos al lanzarnos en paracaídas, y me dijo que quería repetirlo, y con gusto le dije que podía hacerlo conmigo, ella acepto entusiasmada y me dijo que me daría su número de teléfono para que sigueramos en contacto.

Bajamos del auto al llegar a la pista dónde Saori me esperaba, me abrazo y comenzó a revisarme de arriba abajo asegurándose de que no me faltará nada.

- Cálmate, estoy bien.- me queje.

- Joder.- Dijo soltando un suspiro.- Tu madre te ha marcado como cincuenta veces.

Rodé mis ojos y negué con la cabeza.

- Me iré a cambiar y luego iremos al cine a ver la nueva película que salió.

Saori se relajo y dijo;

- Al fin haremos algo normal.- Negué con la cabeza, tome mi teléfono y camine hasta llegar a los vestidores dónde me quite los enganches y el traje, mi teléfono no paraba de vibrar por lo que lo apague, y termine de doblar el traje, cuando termine Tamara y Aleck iban entrando.

- Esperarme afuera para pasarte mi número.- Me pidió Tamara a lo que asentí con una sonrisa, y salí hacia el pasillo buscando a mi mejor amigo, Saori estaba apoyado en la recepción hablando animadamente con la chica, negué con la cabeza y lo llame, me despedí de la recepcionista y salí seguida por Saori.

- No que te habías quedado muy preocupado por mí, eres un mentiroso.- Lo acuse.

- Oye no, solo estábamos charlando.- Se defendió con inocencia, rodé mis ojos y me senté en uno de los bancos que había afuera del complejo.

- ¿Que haces?.- Me preguntó Saori.

- Me siento ¿Acaso no ves?.- Dije con cara de Duh.

- Eso lo sé estúpida, pero ¿Por qué te sientas? ¿No íbamos al cine?.- Preguntó.

- Si, pero estoy esperando a...

- ¡Lina!.- El llamado de Tamara nos hizo voltear a ambos, Aleck venía detrás de ella hablando por teléfono, su gesto era serio y frío, al parecer este chico siempre traía esa cara.

- ¡Tamy!.- Me levanté y camine hasta ella, me abrazo y le devolví el gesto. Ella tomó mi teléfono, el cual ya había encendido pero coloque en modo avión, y guardo su número.

- Me escribes, tenemos que seguir en contacto.- Hablo animadamente, me había agradado al instante de conocerla.

- Por supuesto que sí...

- Tamara ya nos vamos.- La voz de Aleck fue fría y directa.

- Me voy, no se te olvide escribirme.- Me recordó.

- Está bien, adiós Tamara.- Los ojos de Aleck se cruzaron fugazmente con los míos, su entrecejo se frunció, como esperando algo de mi parte pero si creía que yo me iba a despedir de el, estaba muy equivocado.

- Ahora si, vamos a ver esa película.

El encanto de LinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora