Capítulo 20

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Lina.

Mis ojos contemplan las gotas de lluvia chocar contra la ventana de la sala. Habíamos llegado a la casa de Aaron hace unos minutos, él estaba terminando de subir mis cosas a la habitación de invitados, mientras que yo solo podía quedarme sentada viendo el agua desplazarse sobre el cristal.

– Lina.– Oí que me llamaba pero lo ignore.– Lin.

"Ya no eres mi problema Lina."
"Tu mataste a Rob."

Esas dos oraciones se repiten en mi cabeza como un CD rayado. Cada emoción o sentimiento positivo se extinguió de mi cuerpo en el instante que salí de mi casa, solté un suspiro cuando ví a Aaron sentarse frente a mí.

– ¿Quieres algo de comer?.– Dijo con cautela.

– No, pero pide algo tú si quieres.– Le respondí mientras me levantaba para ir a la que sería mi habitación. Estuve por llegar a las escaleras cuando unas notas musicales me detuvieron.

Una canción lenta empezó a sonar por toda la sala, no la conocía pero se escuchaba algo deprimiente. Antes de darme cuenta Aaron se encontraba detrás de mi y me giré hasta quedar frente a él. Me ofreció su mano y aunque no tenía ánimos de nada, la acepté. Caminamos hasta el medio del salón donde empezamos a bailar en sincronía al ritmo de la música, a medida que la escuchaba, su letra me hizo pegarme más a él.

«Eres tú, siempre eres tú.
Si alguna vez me voy a enamorar, sé que vas a ser tú.
Eres tú, siempre eres tú.
Conocí a mucha gente, pero nadie se siente como tú.»

«Entonces, por favor, no me rompas el corazón.
No me destroces
Sé como empieza.
Confía en mí: he estado roto antes.
No me rompas de nuevo.
Soy delicado
Por favor, no me rompas el corazón.
Confía en mí: he estado roto antes.»

Mis manos se enrollaron a su cintura abrazándolo en el proceso. Pegué mi mejilla a su pecho y pude escuchar su corazón latir igual de rápido que el mío. Esbocé una pequeña sonrisa al oír una estrofa de la canción;

«Porque te quiero, bebé. Te deseo.
Bebé, te quiero, bebé. Te deseo.
Bebé, te quiero, bebé. Te deseo.
Bebé, te quiero a ti, a ti.»

No sé cómo sentirme; lo de Amanda no me lo esperaba y es algo que simplemente no se si pueda soportar, me sigue culpando incluso cuando no fue mi culpa. Tenso mi mandíbula cuando el nudo en mi garganta se vuelve más complicado de retener, solo quiero llorar como una niña pequeña pero eso no me ayudara, me aferro a Aaron y coloco mi frente contra su pecho en un intento de calmarme.

– Está bien Lina, si quieres llorar está bien.– El primer sollozo escapa de entre mis labios y siento mi cuerpo temblar.

– ¿Por qué nunca he sido suficiente para ella? ¿Por qué me sigue culpando de algo que pasó hace casi cinco años?.– Preguntas salían de mi boca a la vez que las lágrimas rodaban por mi rostro. Mis dedos se enrollan a la camisa de Aaron con fuerza.– Yo intenté ser lo que ella quiso, lo que ella quiere, pero no puedo.– Mi pecho duele.

» No puedo ser algo que no soy solo para que ella me ame.– Mi voz se torna más apagada a medida que hablo.– A pesar de que era un monstruo m-e que-ría – Aaron se tensa pero no dice nada.– ¿P-or qué ella no me a-ma?

– Lin...

– ¿Por qué no me ama? ¿No sé supone que por ser mi madre me tiene que amar como soy?.– No podía más. Amanda había intentado apagarme por tanto tiempo, siempre puse resistencia o la ignoraba, nunca baje la cabeza ante ella. Pero justo ahora; siento mi mundo yéndose abajo. El recuerdo de esa noche se proyecta en mi mente y cierro los ojos apartandolo.

El encanto de LinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora