Capítulo 12

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Lina.

Mi sueño se vio interrumpido por el sonido de la puerta siendo abierta con fuerza, separé mi rostro de la almohada con lentitud soltando un bostezo. Espere encontrarme con uno de los hombres de negro pero no fue así, la figura altiva de mi madre me observaba con los brazos cruzados sobre su pecho.

- Levantate, duchate, te vistes con la ropa que te deje sobre la silla y te veo en diez minutos abajo para desayunar.- Ordenó con voz fría y molesta, para luego salir de mi habitación resonando sus tacones por toda la casa.

- Buenos días para ti también.- Le respondí sarcástica. Me estire y levanté de la cama, me dí una ducha dónde lave mi cabello y di un concierto a mis fans imaginarios.

Switchin' the positions for you (for you, ah)
Cookin' in thе kitchen and I'm in the bedroom
I'm in the Olympics, way I'm jumpin' through hoops
Know my love infinite, nothing I wouldn't do

La voz de Ariana Grande inundaba mi baño y yo la seguía mientras cantaba a todo pulmón, salí de la ducha y me cubrí con la toalla. Entre a mi closet y me puse las bragas y el sugetador, me quedé observando con fijeza la ropa que mi madre había dejado en mi sillón; Una camisa blanca de mangas largas (que se veía bastante incómoda debo agregar) y unos pantalones negros que son demasiados anchos para mí gusto, niego con la cabeza y tomo mis shorts negros junto con una camiseta blanca, me calzo mis Vans negras y ato mi cabello rojo en una coleta alta. Bajo a desayunar siendo seguida por la mirada reprobatoria de mis queridos guardaespaldas, los ignoro y abrazo a Sue cuando llegó a la cocina.

- Buenos días pequeña.- Me dice con una sonrisa devolviéndome el abrazo.

Observo el reloj de la cocina y veo que son las 06:50 de la mañana, mis clases comienzan a las 08:00 ¿Por que carajos me despertó?

- Esa no fue la ropa que escojí para ti Lina.- Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de mi hermosa madre.

Amanda Stevens era una mujer alta, ojos grises, cabello negro, cuerpo esbelto y muy guapa, su personalidad era otra cosa; Solía ser muy intensa cuando algo no le gusta, reservada, fría y distante. Yo no tenía absolutamente nada de ella, mi cabello era rojo, mis ojos verdes, y mi cuerpo no tenía todas las curvas que el de ella si, éramos tan diferentes pero con el mismo pasado doloroso.

- ¿Me estás escuchando?.- Me preguntó con fastidio.

- ¿Ah?.- Me senté en uno de las sillas de la isla a comer mi desayuno.

- Que esa no fue la ropa que escojí para ti.- Repitió molesta.

- Ah eso.- Respondí mientras llevaba la fruta a mi boca.- La ropa está horrible.- Dije con una mueca.- Tienes mal gusto.

Me miró molesta y me encoji de hombros mientras seguía comiendo. Luego de terminar mi desayuno subí a mi habitación para lavarme los dientes y tomar mi mochila, baje las escaleras hasta llegar a la sala donde mi mamá me estaba esperando con los hombres de negro detrás de ella.

- ¿A dónde vas?.- le pregunté pero solo me ignoro. Salimos de la casa seguidas por los hombres de negro, uno de ellos entro al asiento del conductor y el otro nos abrió la puerta trasera a mi madre y a mi, me deslice en el asiento y mi madre hizo lo mismo hasta quedar a mi lado.

Esperamos hasta que el otro hombre subiera para que el auto empezará a moverse, mi madre estaba pegada a su teléfono ignorando mi existencia. Solté un suspiro y me quedé mirando por la ventana, fruncí mi entrecejo al ver que no estábamos en dirección a mi secundaria.

- ¿Vamos a la empresa? Tengo clase y no quiero llegar tarde.- Dirijí mi voz hacia mi madre que me miró con una ceja alzada y rodó los ojos. Ella siguió hablando por teléfono mientras yo no tenía ni idea a dónde íbamos.

El encanto de LinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora