La cabeza estaba a punto de reventarme con todo el ruido que hacía la gente del edificio. Era frustrante oírlos, pero comprendía su mal. ¿Por qué el mundo se había puesto de cabezas en tan poco tiempo? No tenía sentido. Nada, ciertamente. Pero quise suponer, que las personas mayores que estaban allí sabrían manejar la situación con prudencia. Me equivoqué.
—¡¿Hay alguien ahí?! ¡¿Dónde están todos?! —gritó un hombre, el cual se encontraba golpeando a una puerta con demencia. No supe su nombre, como siempre pasaba con los demás residentes. Tampoco me importaba saberlo.
A pesar de eso, los constantes murmullos eran: "¿Qué significa esto? ¿Qué está pasando?". Y me parecía estúpido que se enloquecieran de esa forma, ante una situación así, lo mejor era conservar la calma. Chisté la lengua, lejos de estar contento, y apoyé mi espalda contra la pared. Desde el pasillo podía observar y oír todo.
Oír era lo más sensato que podría hacer en ese momento, intentar comprender qué pasaba y cómo se comportaban aquellas personas.
—¡Señor mafioso! —chilló con alegría la voz de mi hermana. Supuse, desde mi lugar, que el hombre más aterrador del edificio había bajado.
—Hola. ¿Por qué está todo el mundo aquí? —preguntó antes de volver su mirada la puerta principal cerrada, yo lo seguí con la mía —. ¿Qué? ¿Por qué la reja está...? ¿Qué está pasando?
Mi hermana se acomodó el cabello suelto, poniéndolo detrás de sus orejas y comenzó a enumerar todas las cosas que iban mal. Oírlo desde otra posición, sin los gritos angustiados (lo poco que podía evadirlos) de la gente, era mejor para pensar con claridad.
—El ascensor está dañado y hay rejas bloqueando todas las entradas del edificio. La oficina de seguridad también está cerrada y nadie contesta —. Se llevó una mano a la barbilla, como si pensara y continuó —: Además... los celulares tampoco funcionan.
—¿O sea que estamos encerrados?
—Sí, eso creo —le respondió ella.
—¿Dónde está el guardia de seguridad?
—Nadie lo ha visto desde ayer, y la oficina de seguridad está en completo silencio.
—¿Y la puerta trasera?
—También está cerrada, al igual que la del estacionamiento. Ni siquiera hay acceso a las escaleras del estacionamiento subterráneo. Todo el edificio... está completamente cerrado desde afuera.
Nos había encerrado, básicamente. El único sospechoso era él, ya que no había nadie más que manejara el edificio por completo. Solté un suspiro, alejándome de la pared que me refrescaba la espalda.
—Quizá esto tenga algo que ver con ese monstruo —dijo la voz del hombre. Los vellos de mi cuerpo se erizaron, consternado. ¿Acaso había dicho “monstruo”?
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El Rey de los Monstruos
FanfictionSe encontraron por error, quizás. Se hablaron, por obligación. Se hicieron cercanos por compromiso. Se fueron acercando más de lo que podían. Se hicieron grandes amigos. Y ellos sabían lo que querían, y también lo que no podían tener. Su error...