Capítulo 5: ser valiente

861 90 8
                                    

Deben conocer la historia, ¿verdad? Hemos dicho que algún día llegará el fin del mundo, lo hemos predicho cuando no teníamos que hacerlo, sin ganar nada a cambio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Deben conocer la historia, ¿verdad? Hemos dicho que algún día llegará el fin del mundo, lo hemos predicho cuando no teníamos que hacerlo, sin ganar nada a cambio. ¿Qué haremos ahora que ha llegado? ¿Rogar por seguir viviendo? ¿Es eso lo que queremos?

Entonces, alguien debe darme una razón de por qué, durante años, hemos añorado que llegase. Inventando más que locos cuentos, creando muchísimas "estrategias" para continuar con vida, viviendo una fantasía sin sentido alguno.

Alguien dijo una vez; "rogar no sirve de nada, el daño ya está hecho. La lástima ya no tiene sentido porque todos sentiremos lo mismo. El dolor nunca funciona y, si quieres arrepentirte, solo debes sufrir las consecuencias de tus actos".

Fácil, ¿no?

De este modo, el mundo quedará libre de pecadores, impacientes por repartir todo su veneno.

¿De verdad es hora de arrepentirnos?

Que empiece el juego.

 Siempre creí que mi mundo no cambiaría, pero cambió, tan rápido como un pestañear de ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 
Siempre creí que mi mundo no cambiaría, pero cambió, tan rápido como un pestañear de ojos. Tan superficial como que el internet desapareciera para siempre. Sí, finalmente ya no había cobertura. Y yo estaba varado en un edificio sin conocer a nadie más que mi mismo (falso, ni siquiera yo me conocía bien). Estaba sin comida, sin forma de comunicarme (solo veía cosas en Internet) y sin tener la valentía suficiente como para salir en busca de “libertad” (muerte, nunca mejor dicho).

Me levanté de la silla, ¿para qué? Sencillo, para terminar tirado sobre el suelo, de brazos y piernas estirados, como una estrella. Como los ángeles de nieve que dibujaban las personas en el invierno. Locos de mierda. A este paso lo más probable es que muera antes del veinticinco. Y no sé si eso era mejor, peor, o ambas cosas al mismo tiempo.

Suspiré, moviendo la cabeza hacia mi brazo izquierdo. Observé mi mano, fijándome en los más pequeños detalles. De todas maneras, no creo que estrenen una película de María, ¿verdad? Digo, ¿debería suicidarme antes de convertirme en un monstruo? Al menos así moriría siendo humano. Como ellos. Al menos, si es que hay un paraíso y infierno, no estaba tan lejos de entrar al lado bueno. Un poco, nada más. Pero considero que ser un monstruo y matar humanos es peor que suicidarme.

El Rey de los Monstruos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora