Escuchaba al chico hablar con un tono amistoso que me ponía los vellos de punta, únicamente me limité a responder lo que parecía más interesante. Por alguna razón se me hacía conocido, sin embargo, no pude comprender de dónde. La chica, por su parte, no hablaba, pero no podía obviar el hecho de que su manera de tratarme era un poco hostil. Lo entendí, en cierta parte. Era un monstruo y ellos eran humanos aún. El que estaba en su territorio era yo. Y lo entendí mas aun después de que me apuntara con un aromatizante y un mechero lista para prenderme fuego.
Considero que querer acabar conmigo se había convertido en un virus que afectó a todo el mundo, incluido a mí.
—Relájate, Eun —dijo él, a lo que la chica soltó un suspiro enfadado y bajó su antes arma —. Escuché lo esencial por parte de Jisu —agregó el chico, intentando sacar más información de mí —. ¿Puedo preguntar cómo sabías que estábamos reunidos en el primer piso?
—Solo tuve una corazonada… —respondí, evitando decir que por medio de un chat sobre una película, un sobreviviente con una personalidad un poco insoportable me lo había dicho. Y que de hecho, lo que me atormentó lo que restaba de aquel día fue si una vez nos encontráramos. ¿Sería capaz de reconocerme por la forma en la que me expresaba?
—¿De verdad? —inquirió él, dándome a entender que no se lo creía del todo —. Tienes buen instinto. Debes ser psíquico.
No respondí, como dije antes, aunque este quería que siguiera hablando, me limitaba a responder lo más importante. No un chiste sin gracia. Y se ve que él estaba lleno de ellos. ¿Cómo lo aguataban? Continué mirando un punto fijo en el piso, pues en esas instancias tan incómodas era lo que me resultaba más llevadero. Si fuese por mí, ya no estaría aquí. De hecho, volver a encerrarme en mi habitación sonaba a un buen plan. Morir allí era preferible a hacerlo aquí. Con ellos.
El tipo ese, después de unos segundos en silencio, me preguntó si deseaba echar un vistazo fuera de aquella habitación. Me sorprendí un poco, por supuesto, sin embargo, acepté salir. Él me iba guiando, contándome todas las cosas que tuvieron que hacer para evitar la entrada de los monstruos. Yo lo escuchaba, siguiéndolo y sintiendo las miradas acusadoras de los de los demás sobrevivientes. Me quemaban la piel, la hacían arder dentro de mi ropa hasta que yo mismo comenzaba a verme como ellos. Como lo que era y lo que siempre he sido. Quise ahorrarme el sufrimiento y desaparecer de la faz de la Tierra, pero estar en ese sitio había sido mi elección. Y yo tenía un deber que cumplir.
—Algunas personas no están exactamente felices de que estés aquí —dijo al notar lo mismo que yo —. Tú entiendes, ¿no es así?
—Sí... ¿Quiénes son ellos? —pregunté al ver como dos hombres venían hacia nosotros.
Sin decir ni una palabra, el chico a mi lado me hizo entender el tipo de personas que eran. Uno muy hostil y el otro igual. Cuando ellos llegaron a nosotros, el señor más bajo y pelado se situó frente a mí, para mirarme y hablarle a Hyuk. No puedo entender ese gesto, ¿qué esperaba causar? Me imponía más miedo que una araña me caminara sobre la piel que él. Pero de todas formas le recriminó varias cosas al tal Hyuk, entre ellas, si era estúpido como para traer un monstruo con ellos, y quién se creía como para decidir las cosas por él mismo. A lo que sin molestarse mucho, el de pelo gris respondió con simpleza que era el estratega y la persona a cargo del Green Home. Se notaba a leguas. Tal vez esa fuese la razón de su personalidad.
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El Rey de los Monstruos
FanfictionSe encontraron por error, quizás. Se hablaron, por obligación. Se hicieron cercanos por compromiso. Se fueron acercando más de lo que podían. Se hicieron grandes amigos. Y ellos sabían lo que querían, y también lo que no podían tener. Su error...