Se encontraron por error, quizás.
Se hablaron, por obligación.
Se hicieron cercanos por compromiso.
Se fueron acercando más de lo que podían.
Se hicieron grandes amigos.
Y ellos sabían lo que querían, y también lo que no podían tener. Su error...
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Estaba desesperada.
Sucedieron tantas cosas en tan poco tiempo, que ya no sabía qué podría pasar. La verdad, mi preocupación más grande era Hyun; no simplemente puedes escucharlo decir que un día atrás se iba a suicidar sin hacer nada. Jayhun estaba igual de consternado que yo, o un poquito menos. A solas él rogó a Dios porque protegiera a Hyun de todo mal, y siendo sincera, dentro de mí lo acompañé.
En estos momentos no sabía dónde estaba ninguno de los dos, ni el mitad monstruo, ni el creyente, y por si fuese poco, la mayoría me evitaba. Era absurdo, tan absurdo que me enfadaba. ¿Acaso por estar en otro bando tenía una clase de enfermedad que no podían tratar conmigo? Idiotas.
Mordí mis labios con fuerza, no podía evitar estar asustada por Hyun y poco me importaba lo que hubieran dicho los "Yo me creo mucho porque estuve en prisión", como diría Jayhun: "yo soy mucho porque tengo conmigo la mano de Dios". Y conciencia, por supuesto, no una nuez como cerebro.
—¿¡Has visto a Hyun!? —le pregunté a la chica que era amiga (cercana) a Byeong-Il.
—¿Qué?
—Tú sabes, Hyun. No puedo encontrarlo. —Esta, casi temblando, salió corriendo aludiendo que no podía hablar conmigo. Me lo imaginaba.
—Joon nos dijo que no habláramos con ustedes.
—No me sorprende. Solo dime si Hyun fue hacia arriba.
—Esos bastardos tomaron a Hyuk y a Wook también, están en cuarentena. Ahora, lo que digan se hace.
—Demonios...—rechiné los dientes furiosa. Esos infelices no servían para nada.
—Jisu, Hyun subió con el otro mitad monstruo —dijo él en un suspiro cansado —. Los dos van a deshacerse de los monstruos de este edificio.
No quería ser ruda con él, pero el enfado y la circunstancia lo ameritaba; así que, levantando mi bate levemente, lo puse entre nosotros para que comprendiera la situación.
—¿Por qué a todo el mundo le encanta joder a Hyun? —pregunté.
—Jisu, ¿tanto lo quieres?
—Sí, lo quiero —respondí sin dudarlo un momento. Él se había convertido en alguien importante para mí —. Así que muévete, o te romperé la cara primero.
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