Capítulo 18: el plan "B"

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El monstruo rugió entrando la mitad de su cuerpo por la reja de entrada

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El monstruo rugió entrando la mitad de su cuerpo por la reja de entrada. El pánico comenzó. Mi opción más rápida era abandonar el primer piso y comenzar de nuevo en el segundo, pese a que allí carecíamos de comodidades y lo esencial para sobrevivir, como dijo Jisu, lo importante en este momento era vivir. No importaba qué.

—Ve con Hyun y lleva a Eun y los niños al segundo piso —ordené apoyando mi mano sobre su hombro —. Por favor.

—¿Y qué pasará contigo? —inquirió Hyun.

—Tengo que encontrar al señor Hahn y a Seop. Incluso a Jayhun. Ellos deben estar todos juntos.

Los monstruos continuaban intentando entrar al primer piso y con el terror sobre todos, ordené que subieran las escaleras. Joon, medio mareado, levantó el cuerpo de nuestro antiguo compañero y se lo lanzó intentando que se entretuviera con ello. Yo me marché a paso rápido a la par de Yuri que minutos atrás me había preguntado dónde estaba Wook.

Le dije la verdad, como era de esperarse, lo que causó terror en ella. Y volvió a recomponerse para hacer lo ordenado. Por mi parte, en todo ese disturbio, advertí que los señores "yo soy mejor" habían evacuado también el primer piso, sin embargo, los ignoré por el momento y fui al estacionamiento. Allí, como supuse, se hallaba el señor Hahn, Jayhun, el señor Seop y la persona responsable de todos nuestros males, Byeong-li. No pude evitar verlo con mala cara al entrar, lo que me resultó infantil y tuve que fingir la serenidad de siempre. Era lo que cualquier persona en peligro haría, y lo que yo no haría. 

Concentrándome en lo importante, les expliqué la situación. Duski llegó a la misma conclusión que yo, y mordiéndome los labios, tuve que admitir el plan de emergencia que, o bien podría salvarnos, también podría llevarnos a la muerte. El señor Seop dijo que era una locura, pero que, aun siéndolo, le iba a encantar hacer algo como eso. Jayhun, por su parte, me apoyó al instante.

El único que arremetió en contra fue él, e incluso así, no pude culparlo por ello. Yo mismo no creía que estuviéramos a salvo si llegara a servir. Por segunda vez debí explicarles más detalladamente el plan y todo lo relacionado con él; sacando a flote aquel mapa que mi mente había dicho que sería relevante. Y lo es.

—Aun así, las posibilidades de fallar son muy altas —advertí, doblando el mapa hasta guardarlo en el mismo lugar del que lo había sacado.

—Además, si hay algún monstruo volador por ahí... —agregó el señor Hahn a lo que Seop rio.

—¿Un monstruo alado?

—Sí, ese sería el fin del juego.

—Yo no creo que haya algo como eso —dijo Byeong-li.

Una sonrisa torcida se hizo conmigo, la cual tapé bajo la palma de mi mano.

—Quién sabe. Tal vez si lo haya.

El Rey de los Monstruos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora