Capítulo 13: avanzar

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Lancé el paquete de papas hacia un lado después de haber comido un poco de estas, no estaba de humor

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Lancé el paquete de papas hacia un lado después de haber comido un poco de estas, no estaba de humor. Tenía todo menos ganas y ansias de relacionarme con los demás. Cuando menos me di cuenta, un paquete de galletas cayó a mi lado. El abrupto me dejó sorprendido, así que llevé mi vista hacia la puerta para ver a Hyuk parado en ella, muy lejos de mí. La distancia me parecía correcta el día de hoy. Entre mas lejos de mi fuente de malhumor, mejor. Una mueca se formó en mi rostro, sin embargo, a diferencia de las de antes, esta no era de desagrado sino de inquietud.

Si él estaba aquí era porque quería pedirme algo. Y yo estaba demasiado cansado para ser su sirviente personal.

—¿Tú y tu hermana algún día me dejaran solo? —pregunté sin querer sonar agresivo, mirando a otro lado que no fuese él.

—Cómelo —dijo con simpleza y un poco de molestia en su voz. Alcé una ceja ante su forma de hablar y supuse de que se trataba.

—¿Por qué? ¿Tienes otro trabajo para mí?

—¿Y si solo quiero evitar que te comas a alguna persona si te da mucha hambre?

—Eres un imbécil, lo sabes, ¿verdad?

—¿Yo? —sonrió —. Sí, me lo han dicho muchas veces. Come, por favor.

A regañadientes tomé el paquete de galletas que había lanzado y comencé a comer con toda la intención de que notase mi estado de animo (espero haber sido demasiado obvio). Después de unos segundos él se acercó a mí, apoyándose contra un closet que había en la habitación. Estaba lejos y cerca a la vez. Una combinación extraña. Tragué la galleta y le ofrecí una a Hyuk, puesto a que se me hacía incómodo comer solo. Él me miró extrañado pero aceptó gustoso la misma, dándole pequeños bocados.

—No nos está yendo muy bien —dijo cabizbajo.

No pude sorprenderme esta vez.

—Me lo imaginé. La tienda de convivencia está destinada a finalmente quedarse sin comida.

—¿Qué crees que deberíamos hacer? —preguntó mirándome por detrás de sus gafas rotas.

Punto negativo, él siempre tenía el poder de no ser predecible y ser predecible a la misma vez. Asi que me sorprendió que preguntara por mi opinión. Njnca habría sido capaz de imaginarme que lo haría, sin embargo, una emoción recorrió mi cuerpo entero ante esa mínima cosa. Una esperanza de que oyera mi voz. La esperanza de no terminar siendo solo su herramienta.

—¿De verdad estás preguntando por mi opinión?

—Sí, quiero saber qué es lo que piensas de todo —alegó corriendo la vista, y vagamente pude notar un ligero colorete en sus mejillas. Tomé su última palabra como verdadera. Si él quería la verdad, la iba a tener.

—Uh, bueno, a veces me caes mal.

—¿Tanto así? Ah, ¿además de eso?

—No tengo ningún problema con tu "operación compra". Puede que me trates mal y todo, pero por lo general tienes razón.

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