Capítulo 3: ¿Qué sucedió?

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—Hey, niño, despierta

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—Hey, niño, despierta.

—Déjate de joder, hombre —dije tan pronto el ex detective separó la cobija de mi cuerpo, y añadí —: Estoy cansado.

—Uf, sí; ya sé qué tan cansado.

—Wook, no los molestes.

Abrí mis ojos poco a poco, notando varios pares de ojos mirándonos descansar. Enderezándome poco a poco, pude admirar como mi cuerpo y el de Hyun habían acaparado todo el asiento de atrás. Eun no estaba con nosotros, sino que nos miraba sonriente desde la puerta izquierda, donde horas atrás había apoyado mi cabeza.

—¿Qué pasó? —preguntó mi pareja, sacándose las lagañas de los ojos.

—Ya es hora de irnos, Hyun. Wook notó manchas de sangre en la ruta.

Mi corazón rebotó contra mis costillas, nervioso de ser descubierto. El mismo Hyun se estremeció contra mi cuerpo al oír tales palabras de Jisu. Era obvio, por supuesto que lo era, pero el temor de ser otra vez bestias nos asustaba a ambos.

—La ruta ya no es segura, así que cuanto más cerca de la estación abandonada estemos, tendremos más seguridad —. Wook se balanceó por la puerta del chofer abierta, mirándonos con cierto descontento en los ojos —. Y los necesitamos despiertos a los dos, no desperdiciando tiempo durmiendo.

Sentí furia disfrazada de vergüenza por la manera en la que lo dijo. Sé que no lo hizo con mala intención, pero entre líneas se veía que estaba molesto por algo en concreto. Nuestra relación, quizás.
Tenía razón, en cierta parte. No podíamos pasar el día durmiendo cuando había monstruos con sed de sangre esperando por matarnos.

—Bien, Wook. Ya que me necesitas me tendrás despierto todo el día.

—Puedo soportarlo.

—Y espero que soportes tenerme despierto por la noche, también.

Su rostro se distorsionó en una mueca.

—Tú lo dijiste, ¿verdad? Cuanto más cerca de la estación estemos, mejor.

—Sí, eso dije. Bien, lávense esos rostros feos y andando.

Las puertas del auto se cerraron todas juntas, a la misma vez, quedando solo nosotros allí. Como si fuera la primera vez que dormíamos juntos, nos apartamos lo más que podíamos para que nuestra piel no chocase. Hyun a la izquierda y yo a la puerta derecha.

Él no dijo nada, y yo tampoco.

Pero de forma simultánea salimos del auto listos para empezar el día, con las miradas de los otros sobre nosotros. Para Eun era risa y diversión de ver a su hermano en una situación un tanto comprometedora. Para Jayhun, Jisu y Yuri había pena en su mirada, pero en Wook no sabía descifrar qué era lo que tenía en ella. Como si hubiera cambiado de la noche a la mañana.

El Rey de los Monstruos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora