28 | La Tanaka mayor

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— Bueno, pasemos al siguiente — escuchó decir a Tsukishima.

Cuando el anochecer llegó, después de clases y entrenar; en el interior de la sala de club, los cuatro jóvenes de mala calificación escuchaban con atención a sus compañeros, quienes aceptaron darles una mano en sus estudios.

— Hinata — volvió a hablar el rubio —. ¿Cuál es la respuesta de la pregunta sesenta y siete?

Con algunos exámenes de Tanaka sobre la silla enfrente suyo, Oikawa escribía las respuestas correctas en las esquinas de las hojas.

A un lado —. Para esto, hace esto y... — el armador de tercer año corregía los errores de Nishinoya.

Sintiéndose repentinamente curioso, dejó lo que estaba haciendo y escuchó con atención las voces de los menores a su derecha.

— Hasta los ogros se conmueven... — comenzó a decir Tsukishima.

— ¿Con mazos? — respondió el pelinaranja.

La imagen mental fue muy extraña.

Auch — susurró.

— ¡Mis ojos! — exclamó un adolorido Yamaguchi.

— Oye, ¿cómo puedes hacerle eso al ogro? — murmuró Kageyama.

— Seguro pensaste en otro dicho con un ogro y un mazo — se burló el de lentes —. ¿No leíste la explicación?.

— ¡Cállate! — se defendió el de baja estatura.

— Debiste leer "ogro". No viste el resto de la pregunta y escribiste lo que se te ocurrió, eres muy tonto — expresó.

— Sí, tienes que tomártelo con calma — agregó el azabache.

— Eres muy descuidado.

— ¡¿Por qué insisten con eso?! — preguntó con molestia el de hebras anaranjadas.

— Tú no estás en posición de hablar, Kageyama — interrumpió el rubio —. Puede que seas peor que Hinata — se cruzó de brazos —. Tienes que memorizar las palabras en inglés tú solo.

— ¡Los japoneses no entienden el inglés! — se excusó.

¡Pfff-...! — rápidamente cubrió su boca.

— Entonces, olvídate del viaje a Tokio — respondió Tsukishima.

Negó levemente para enseguida volver a su actividad: Corregir los exámenes de Tanaka.

— ¡No perderé contra Kageyama! — gritó el pequeño bloqueador.

— Bien, ven a mi casa el sábado después del club — habló el rapado.

— De acuerdo — respondió Nishinoya.

— ¡Yo tampoco perderé contra ellos! — volvió a gritar el pelinaranja.

— Te dije que lo tomaras con calma... — murmuró algo cansado Tsukishima.

Oikawa volvió a reír.

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Sᴀᴛōʀᴜ | Kᴀɢᴇʏᴀᴍᴀ TᴏʙɪᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora