42 | Comer con mamá

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En un principio se creía que los cuervos perderían ante los 201 centímetros del jugador rival. Los remates ponían en duda a los aficionados, Karasuno no podía anotar; no obstante, el equipo no estaba dispuesto a rendirse. Harían lo posible para obtener la victoria.

Los primeros puntos mostraban aquella determinación, e incluso, se logró notar una ventaja para los de uniforme azul y naranja.

— Después de ver el partido y su calentamiento, parece que el número nueve no puede golpear el balón como quiere — mencionó el capitán.

— Solo golpea amplio en la dirección a la que está mirando — agregó el líbero.

— A juzgar por su práctica, parece que hace poco comenzó a jugar — habló el entrenador Ukai.

— ¿Cómo Lev de Nekoma? — preguntó el pelinaranja.

— Si, pero le falta la velocidad e instinto de Lev — prosiguió —. Dicho de otro modo, el número nueve solo tiene su estatura, por eso es muy superior a los demás.

Al finalizar el tiempo, cada equipo volvió a sus posiciones. Lo emocionante estaba por venir. Cuando el jugador más alto remató, para su sorpresa, el líbero de mechón teñido recibió sin ningún problema su ataque. Desde ese momento, el arranque de Karasuno fue mucho mejor.

Sin necesidad de cambiar jugadores y para sorpresa del público, Karasuno logró vencer satisfactoriamente a Kakugawa, especialmente a Hyakuzawa, el jugador de 201 centímetros.

Sin necesidad de cambiar jugadores y para sorpresa del público, Karasuno logró vencer satisfactoriamente a Kakugawa, especialmente a Hyakuzawa, el jugador de 201 centímetros

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— ¡Kiyoko-san, nosotros cargaremos tus cosas! — exclamó el dúo de segundo año.

— Ya se llevaron casi todo — murmuró.

— Vámonos — avisó el capitán a unos metros.

La mánager se dirigió a la pequeña rubia.

— Me quedaré a ver si alguien olvidó algo. Puedes adelantarte — mencionó.

— ¡Sí! — respondió con un saludo militar.

La joven de lentes regresó y los demás continuaron el camino por las escaleras. Afortunadamente pasaron las preliminares, ahora, su nueva misión era entrenar hasta que llegara el día tan ansiado, el partido contra Seijoh.

— Rayos. Aunque tus ataques mejoren, tus recepciones son terribles. ¿Y qué fue ese grito? — habló Kageyama.

— ¡Pero subió igualmente! ¿No? — se excusó el pelinaranja.

— ¡Uguia!

— ¡Wuyia!

Nishinoya y Tanaka imitaron al de baja estatura.

Se escuchó como un simio — murmuró divertido.

— Por cierto, ya terminaron su tarea de verano, ¿verdad? — interrumpió Ennoshita.

Sᴀᴛōʀᴜ | Kᴀɢᴇʏᴀᴍᴀ TᴏʙɪᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora