48 | Nervios

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En cuanto terminó el partido Karasuno se dirigió a la sala en la que se prepararían de manera física y mental. El siguiente juego estaría reñido. Cada uno podía percibir los sentimientos del pasado: impotencia, tristeza, emoción, melancolía e incluso alegría. Era una mezcla de todo.

Mientras las managers murmuraban, algunos estiraban ya sea en el suelo o de pie. Sentado a unos metros, Oikawa solo se había enfocado en observar sus manos durante un largo tiempo. El claro pigmento de su piel, los suaves vellos que brillaban a la luz y el leve rojez en su palma llamaron su atención. En realidad, aquel acto lo consideraba como distracción.

Ante los ojos de los demás podría verse tranquilo, se ceño fruncido se tomaba como una expresión de concentración en compañía de su pausada respiración.

Fingía muy bien.

Por un momento cerró sus ojos. En su interior, cada parte de su ser temblaba por los nervios, más bien miedo. Necesitaba distraerse, la acción reciente era insuficiente. ¡Por favor! Estaba a minutos de enfrentarse a Aoba Jōsai, a sus antiguos compañeros, a Iwaizumi, a su hermano... El temor de perder ante ellos ya lo había experimentado. Sabía que esta vez las cosas eran diferentes, pero aquel sentimiento quería perdurar. Formó sus manos en puños. Debía calmarse.

"Inhala

...

Exhala

...

Inhala

...

Exhala

...

Inh-..."

Un suave toque le hizo reaccionar. Parpadeó para entonces mirar al causante.

"Oh"

Aquellos ojos azules, muchos más expresivos que su rostro, le miraban con preocupación. La leve inclinación en conjunto de su toque sobre sus manos... inesperadamente percibió una linda calidez en su pecho. Abrió sus manos sintiendo el roce de las recién limadas uñas acariciar sus palmas de forma circular. Era placentero y relajante.

— Ya-Yachi-san — pronunció el joven de pecas, quien no tenía buen aspecto.

— ¡¿Sí?! — su reacción fue de sorpresa.

— ¿Tienes medicina para el estómago? — asustado, abrazaba su abdomen.

— ¿Estás bien, Yamaguchi-kun?

— Lo siento, estoy nervioso... — confesó.

El castaño no pudo evitar escuchar. El no admitiría aquello.

— ¡Tengo mucha confianza a la hora de tener nervios! — expresó la pequeña rubia.

— ¿Confianza en los nervios?

— Es mejor expresar lo que te preocupa. En vez de guardarlo, decir que estás nervioso y sin saber que hacer, eso te hará sentir mejor — la joven deseaba ayudarlo.

El bloqueador lo pensó. Frente a él, el azabache le miró con confusión al ver que desvió la mirada.

— He sentido muchos peligros mortales por mis nervios, así que investigué mucho — señaló.

— ¿Peligros mortales?

— Como festivales deportivos o exámenes.

— ¿Exámenes...? — Yamaguchi bajó la mirada mientras se abrazaba aún más, como si quisiera protegerse —. Y-Yo... —.

Sᴀᴛōʀᴜ | Kᴀɢᴇʏᴀᴍᴀ TᴏʙɪᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora