44 | Johzenji

3.7K 496 78
                                    

Fue duro y tardío, pero las semanas volaron sorpresivamente. Cada partido, cada entrenamiento, cada regaño fue necesario para mejorar y perfeccionar el voleibol de Karasuno. Cada integrante ansiaba ver el resultado de su sudor y heridas. Hoy era el día, hoy debían ganar contra sus rivales para lograr llegar a la anhelada cancha de los nacionales.

— ¡Ya llegamos! ¡Volvimos al Gimnasio Municipal de Sendai! — expresó Hinata con euforia —. ¡Vamos a vengarnos!

A unos metros del lugar, con expresiones serias, el equipo observaba atentamente a los demás jugadores, aunque el sentimiento retador no duró mucho.

— ¡Uwaaaaaaaaaaaa! — gritó el pelinaranja al dirigirse apresuradamente hacia la entrada.

— ¡No te adelantes, idiota! — rugió el joven armador al seguirle.

— Es como si Hinata y Kageyama vivieran por reflejo — mencionó Yamaguchi.

¡Kageyama! — pronunció amenazante —. Ugh — pero era tarde, el menor ya se había alejado.

— Son como insectos — agregó el de lentes.

— ¡Bfffuuu! — exclamó en burla el dúo de segundo año.

De repente, un chico, quien presionaba la cabeza del pequeño bloqueador, agitó alegremente su brazo restante.

— ¡Chica de lentes, no te olvides de darme tu número! — la mánager de los cuervos desvió la mirada —. Es tan linda cuando se pone nerviosa... —.

Inmediatamente, Tanaka y Nishinoya se enfurecieron, tanto que corrieron hacia el jugador, que por cierto, era el mismo que miró fijamente al rapado al final de las eliminatorias.

— ¡Oigan! — pronunció el capitán.

La cordura había desaparecido, era claro que harían pedacitos al chico; no obstante...

— ¡Deténganse!

Sorprendentemente, aquella voz desconocida los había detenido.

— ¡Di-Disculpen por eso! — avergonzada, la joven se inclinó.

— Ah, se detuvieron — murmuró el de las hebras verdes.

— Se detuvieron en el aire. Eso es asombroso — carcajeó Tsukishima.

¿Daichi-san...? — el mayor se notaba enojado —. ¡Hinata, Kageyama! — intentó evitar un problema mayor.

— ¡Los venceremos a todos! — ambos trotaron hacia el interior del lugar sin siquiera esperar a sus compañeros.

— Qué animados — pronunció Sugawara.

— Eso nos tranquiliza más — expresó irónico el capitán.

— Entonces

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entonces... ¿Dices que te encontraste a Tōru, a Iwaizumi y a Ushiwaka? — repitió confundido.

— ¡Sí! ¡Fue aterrador! — se abrazó a sí mismo.

Sᴀᴛōʀᴜ | Kᴀɢᴇʏᴀᴍᴀ TᴏʙɪᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora