46 | Capitán

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"No cambiará nada si los de tercero juegan durante el torneo de primavera, pero los de segundo deben empezar a pensar en quién será el próximo capitán". Eso dijo Ukai-san — mencionó.

En cuanto el anochecer hizo su aparición, el entrenamiento finalizó. Los de segundo año decidieron tener un rato entre ellos, por lo que Oikawa tuvo que dejar al azabache. Aún recordaba la expresión abatida del menor...

"— Esta vez no podré, — dijo con un puchero — hoy iré con mis compañeros.

Confundido, el armador ladeó la cabeza. Sentía algo de decepción al no poder tener esa noche la compañía del castaño.

¿Estás seguro? — no quería irse sin el bloqueador.

Créeme. Quisiera acompañarte como siempre lo hacemos, pero ellos dijeron que era algo importante acarició suavemente las mejillas ajenas.

Ambos se encontraban en la sala de materiales, nadie podría interrumpirlos.

Azul con azul se miraron fijamente. Uno intentando convencer que no lo deje solo y otro evitando caer en sus encantos, aunque ya hace mucho que sucedió. Cuando aceptó que no podría hacerle cambiar de opinión, derrotado, asintió.

Sólo será por esta vez, lo prometo murmuró al acercarse para besar su frente.

Sólo esta vez — pronunció al rodear con sus brazos el torso del mayor. Segundos después alzó su rostro.

Sólo esta vez afirmó en un susurró.

Poco a poco sus rostros se acercaron. Para cuando sus respiraciones se hicieron una, sus labios se unieron en un suave pero corto beso que marcaba esa pequeña promesa.

Al separarse, Oikawa sonrió con ternura.

No me mires así avergonzado, pellizcó la nariz impropia . Harás que realmente no vaya.

Esa es la intención — le dirigió una mirada fulminante al escucharlo reír".

El próximo, ¿eh? — repitió Tanaka.

Creo que debería serlo Chikara — dijo Nishinoya, para enseguida comer su helado.

— ¡¿Ah?! ¡¿Por qué?!

— ¡Porque sí!

Vaya, te has comido el helado en dos mordiscos — halagó en broma.

— Según las reglas, los líberos no pueden ser capitanes, ¿no? — intervino el rapado.

No.

— Creo que Tanaka puede hacerlo, pero viendo a los de primero... — habló Kinoshita —. Los idiotas simplones, el sabelotodo... —.

¿Idiotas? — frunció el ceño.

— Si... Necesitaríamos a alguien con más en la cabeza — apoyó Narita.

— Estoy de acuerdo con que sea Ennoshita, pero eso no me alegra — señaló Tanaka —. ¡Es más, deberían ofrecerse!

Rápidamente negaron con sus manos.

— No, no, no... —.

— Ni pensarlo.

— Demonios — murmuró el remador.

— ¿Y por qué no Oikawa? — intervino el líbero.

Sᴀᴛōʀᴜ | Kᴀɢᴇʏᴀᴍᴀ TᴏʙɪᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora