32 | Un cambio repentino

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Cuando dieron por terminado los partidos, finalmente pudo descansar.

Oikawa fue de los primeros en entrar a la ducha, no soportaba el mal olor de su ropa al haber sudado varias horas.

Al estar cambiado y con el cabello humedecido, decidió tomar un poco de aire fresco. Durante el transcurso hacia la cercana colina del gimnasio, nuevamente percibió las fijas miradas curiosas; sin embargo, evitó prestarles atención y seguir con su camino.

Una sonrisa cerrada apareció en su rostro justo cuando sus manos acariciaron el cosquilloso pasto. Se sentó con las piernas extendidas y suspiró. El fresco aire, junto a los animalitos nocturnos y el casi silencio de su alrededor estaba otorgando un agradable momento de tranquilidad.

Realmente adoraba los momentos de paz. Era como una oportunidad de relajarse y pensar en absolutamente nada, solo disfrutar del momento y descansar. No obstante, cierto azabache quiso hacerle compañía.

— Lamento haber llegado tarde — murmuró apenado.

Mientras él tomaba asiento a su derecha, el castaño se inclinó hacia sus rodillas para entonces abrazarlas, de tal manera que su barbilla se recargara con las mismas.

No deberías disculparte... — respondió en un tono bajo —. Lo importante es que tuviste la oportunidad de recuperar tu calificación — sonrió con levedad.

El azabache negó.

Confundido, Oikawa giró su cabeza para poder verle.

— Si no hubiera reprobado, tal vez ese día hubiéramos realizado nuestra cita y tú no estarías lastimado — se escuchaba desanimado.

En un intento fallido de poder ocultarlo, el mayor sonrió con ternura. Desvió un momento la mirada hacia sus manos... El meñique izquierdo de Kageyama intentaba tomar el suyo.

Su sonrisa se ensanchó aún más.

Regresó la mirada hacia el armador en espera de su pronta expresión. En un instante, sus manos se entrelazaron en una agradable calidez.

Con un sonrojo sobre sus mejillas, rápidamente observó con sorpresa la reciente unión, para después mirar al atractivo castaño enfrente suyo. Oikawa también estaba sonrojado, pero su encantadora sonrisa demostraba lo alegre que se encontraba. El azabache correspondió a su sentimiento.

En estos momentos la cita es lo de menos, — admitió sin despegar la mirada de sus orbes azules — solo disfrutemos este momento.

Aquello provocó un fuerte vuelco a su corazón.

— Oikawa... — quería decirlo, quería liberar esas palabras tan especiales que cada día le causaban nerviosismos y sonrojos —. "Me gustas" pero algo en su interior no se lo permitió.

Aún con esa brillante sonrisa —. ¿Kageyama? — murmuró en espera de lo que diría.

Algo le decía que aún no era el momento...

Debía esperar.

— No es nada — negó avergonzado.

Oikawa soltó un leve carcajeo para después asentir.

Cuando menos se dieron cuenta, bajo el estrellado cielo nocturno, un sonrojado Kageyama yacía recargado sobre el hombro del castaño mientras sus manos aún entrelazadas, mantenían ese cálido sentimiento de atracción.

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Sᴀᴛōʀᴜ | Kᴀɢᴇʏᴀᴍᴀ TᴏʙɪᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora