36 | Un rubio negativo

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— ¡Uno más!

Remate tras remate, el peligris de Fukurodani no mostraba pena ante la constante derrota del alto bloqueador de Karasuno.

— ¡Sí! — celebró entusiasmado el capitán, amaba la victoria.

— Solo ganaste contra un bloqueador — Akaashi lo regresó a la realidad.

— ¡Cállate!

— ¿Entonces qué tal con dos? — se acercó el capitán de Nekoma.

Sentado a unos metros de la red, una expresión serena adornaba su rostro.

¿Hacemos cambio? — sonrió divertido.

— ¡No, tú no! — interfirió el de ojos dorados.

¿Por qué? ¿Aún sigues pensando en eso? — agregó burlón.

Bokuto frunció el ceño. No lo admitiría, mucho si menos si aún estaba presente el castaño.

— ¿Continuamos? — interrumpió el de cabello negro.

Cada uno se posicionó. Akaashi levantó el balón y el peligris saltó para el ataque. Justo cuando el rematador golpeó, Kuroo ya había bloqueado el posible punto.

— ¡Sí! — exclamó.

— ¡Demonios!

Tsukishima aún se mantenía con los brazos extendidos después de caer. Estaba impresionado.

— Lentes, eres bueno leyendo ataques, — se cruzó de brazos — pero tus bloqueos son débiles — admitió el de ojos dorados.

El rubio se cabreó.

— Tus brazos son tan frágiles que me da miedo romperlos — siguió hablando —. ¡Deberías parar el balón con ganas!

Cuando pareció querer desatar su furia, levantó el mentón con soberbia, sus manos se posaron en su cintura y le miró socarrón.

— Aún soy joven y estoy creciendo. Mi fuerza y estatura seguirán aumentando.

Bokuto gruñó fastidiado.

— Si hablas así, el enano se quedará con toda la gloria — mencionó el neko —. Tienen la misma posición, ¿no?

El rubio no respondió.

— ¿Uh?

— No puedo hacer nada por eso. Hay mucha diferencia de talento entre nosotros — expresó con fingida pena.

Ninguno habló.

Los capitanes no esperaban esa respuesta.

¿Tsukishima...?

Para su suerte, varios jugadores de Nekoma ingresaron al gimnasio.

— ¿Otra vez practican remates? ¿Quieren que bloquee? ¡¿Puedo bloquear?!

— ¡Oye, Lev! — gritó el líbero —. ¡Levántate! ¡Tienes que recibir!

El mencionado reaccionó incrédulo.

— ¡¿Haah?! ¡Yaku-san!

— ¿Por qué reaccionas así? — preguntó —. ¡Vamos, levántate! ¡Ya descansaste bastante!

Mientras ellos discutían, Tsukishima habló.

— Bueno, parece que estorbo, así que me voy — una pequeña sonrisa apareció en su rostro, para finalmente retirarse.

— ¡Oye! — el de fleco intentó detenerlo.

— Parece que lo hiciste enfadar, Kuro-san.

— Lo molestaste~ — canturreo el peligris —. Fallaste, experto de la provocación.

Sᴀᴛōʀᴜ | Kᴀɢᴇʏᴀᴍᴀ TᴏʙɪᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora