51 | Ser algo más

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Tras dar el último saludo a los árbitros y a Aoba Jōsai, Karasuno se miró entre sonrisas.

— ¡Oigan, dense prisa! — exclamó el capitán.

Hinata y Nishinoya comenzaron a correr hacia sus compañeros, quienes al estar abrazados formaban un círculo.

— ¡Si!

Tal cual niño pequeño, saltaron entusiasmados con los brazos alzados.

¡Cuidado!

Un fuerte golpe se escuchó.

— ¡Nahahaha! ¡Nos caímos! — carcajeó el líbero al estar encima de los demás.

— ¡Vinieron con demasiada fuerza! — se quejó Tanaka.

¿Estás bien? — susurró en un intento de disimular su dolor.

En el momento de caer, al notar que la cabeza del menor se lastimaría, colocó su mano como protector para evitar el golpe que este sentiría. Ahora, mientras los demás reían, no percibieron la comprometedora posición en la que ambos cayeron. Su castaño cabello acariciaba la frente contraria mientras su mano restante se sostenía con fuerza para no aplastar al setter. Por instinto, sonrió coquetamente después de dirigirle un disimulado beso en compañía de un guiño a la que se inclinaba a su rostro.

— Lo estaba — respondió abochornado.

De nada — sonrió aún más —. ¡Aufh!

Kageyama le había pellizcando la nariz.

Con sus chaquetas ya puestas, abandonaron la cancha con un satisfactorio sentimiento de gozo

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Con sus chaquetas ya puestas, abandonaron la cancha con un satisfactorio sentimiento de gozo.

— ¿Y Oikawa? — preguntó Sugawara.

— Dijo que tenía algo que hacer — habló Ennoshita.

— Acaba de lle-... — señaló Azumane al verlo serio, de brazos cruzados y recargado en la pared.

— ¡Hola! — una conocida voz femenina le interrumpió.

— ¡Eso fue genial!

La pequeña rubia y la Tanaka mayor venían en compañía de dos tipos que se le hacían muy conocidos al de ojos azules.

— ¡Viva!

¡Saeko! — su ceñuda expresión había cambiado a una alegre.

— ¡Saeko! — siguió Nishinoya.

— ¡Hola chicos! — desvío la mirada —. ¡Ryū! ¡Fue increíble con el último! — al acercarse, la mayor golpeó el abdomen de su hermano —. ¡Te veías genial!

— Si... — contestó dudoso —. Oye, aunque lo agradezco, no digas tanto mi nombre... —.

La joven borró su alegre expresión, aunque fue momentánea, ya que en un instante estaba rascando bruscamente la cabellera rapada del rematador.

Sᴀᴛōʀᴜ | Kᴀɢᴇʏᴀᴍᴀ TᴏʙɪᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora