Capítulo 7

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Joshua

6 años después

Puedo ver las venas de mis brazos hincharse. Aprieto los puños hasta que mis uñas empiezan a lastimar la piel de mi palma. Estoy nervioso y es la primera vez que me permito admitirlo. Camino por un largo pasillo llevando una mochila con una remera y un pantalón de más que la comisaría me brindó de los objetos perdidos, es más ni siquiera sé si me van a quedar, pero me hace sentir bien llevar una mochila medio llena. No tengo más que eso y la ropa que llevo puesta.

En seis años la única visita que tuve por parte de mi familia fue la de mi hermano, eso fue un año luego de ser admitido aquí y sólo vino para verificar si aún seguía con vida. Más allá de eso no. Triste ¿verdad? Ni siquiera sé dónde está mi hermana y eso es lo que más me duele.

La única información que tuve fue que quedó a cargo de la tía Polly porque el idiota de mi hermano desapareció luego de mi sentencia. Y podemos decir que la tía Polly tiene una gran empatía hacia Rory, a comparación de la que nos muestra a Wesley y mí, así que era la única opción que tenía. Mi familia siempre fue complicada en términos de mantener el contacto.

Mis padres se aislaron, no sé nada del resto de mi familia hace mucho tiempo y ellos no quieren saber nada de nosotros. No me pregunten, los motivos se los llevaron mis padres a la tumba, pero dejaron muy en claro que nadie nunca estuvo de nuestro lado.

En fin, Aurora está no sé donde con una mujer que considero despreciable y sólo lo sé porque el mismo oficial que me habló en el patio unas semanas luego de ingresar a la penitenciaría continuó viniendo y se convirtió en mi único vínculo con el exterior.

Sigue sin agradarme pero insiste en hablarme aún cuando sabe que pretendo no escucharlo. A veces lo veo hacer lo mismo con los nuevos e incluso los que ya llevan mucho tiempo aquí.

Es lo dirían...una mariposa social.

El bullicio de personas se va apagando a medida que continúo mi camino, dos oficiales me esperan en la puerta de entrada, o salida en mi caso. Puedo sentir el frío metal del aparato electrónico en mi tobillo y me recuerda que aunque esté fuera de éstas paredes aún voy a tenerlos a todos respirando en mi cuello.

No soy un hombre libre, no todavía. Tampoco creo que alguna vez lo vaya a ser.

Libertad condicional.

Al parecer el estar en mi propio mundo sin molestar a nadie, cumpliendo con lo que me dicen y actuar como un buen niño puede hacer milagros si quieres salir por buen comportamiento.

Tomo aire hasta que mis pulmones están llenos y no lo suelto hasta que cruzo la puerta.

No hay sol. Veo nubes, grandes nubes. Una tormenta se acerca y con eso en mente recuerdo que no tengo un lugar para ir y que estamos en invierno.

Mi antigua casa no es una opción, supe que una familia la compró hace unos meses. Me pregunto si sabrán la historia detrás de esas paredes. Río de sólo pensarlo. Como era sabido, empiezan a caer gotas frías, me sorprendo cuando veo agua en lugar de nieve, se supone que a estas alturas la nieve ya tendría que estar aquí. Miro al cielo y suspiro, vaya bienvenida al mundo exterior.

Empiezo a caminar sin rumbo por la acera, autos pasan por mi lado, la poca gente en mi camino busca resguardarse del clima. Veo la parada del bus a lo lejos y troto hacia ella para quedar bajo el techo, tomo un respiro y me siento. Estoy solo. Tomaría un autobús si tuviera con qué pagar el boleto. Otro pensamiento me golpea, necesito un trabajo pero con mi historial dudo que alguien siquiera mire en mi dirección.

Encuéntrame a tu lado ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora