❝...Y necesito verte, pero no te veo, y necesito escucharte, pero no te escucho, y necesito tocarte, pero no te toco, y necesito pensarte, y es lo único que hago...❞
Charles Bukowski
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Hoy era el día, le diría adiós... para siempre.
El lugar estaba vacío, excepto por 6 personas.
Danielle, Isaac, Lucas, Noah y Carter. Mis padres tampoco pudieron venir.
En este momento no se que pensar. He ido a entierros y cientos de personas están dando un adiós a aquella persona que se encuentra en ese cajón, familiares, amigos y algunos allegados.
Ahora aquí solo hay seis personas.
No se que tan triste debe ser tu vida como para que nadie venga a tu funeral. No es que importe, digo, después de todo ya estás muerto. Pero me duele pensar que los 18 años de toda su vida, Ashley vivió en un jodido círculo vicioso de dolor y sufrimiento.
Daría mi vida entera por ver su sonrisa una vez más... Pero me la arrebataron, le quitaron su último aliento sin una pizca de remordimiento.
Mi estrella se apagó.
Me acerco para despedirme por última vez.
En el hospital no fui capaz de verla sin que mi vista se nublara por las lágrimas, no soy fuerte, no soy capaz de ver como lo más importante de tu vida se te escapa de las manos.
—Te amo— digo pasando mi mano por el vidrio que nos separa. No se cuanto tiempo dure ahí mirándola. Tal vez aferrado a la esperanza de que todo sea una pesadilla. En estos momentos me aferraría a cualquier esperanza.
Lucas nos da nuestro espacio mientras Isaac y Danielle se despiden.
Ella grita y llora rogando que todo sea una pesadilla.
El tiempo se agotó y nunca tuvieron la oportunidad de pasar tiempo como hermanas... No como se lo merecían.
Isaac la pega a su pecho y la aleja impidiendo que su sufrimiento sea más grande.
—Por favor, no quiero que me abandones— suelto un sollozo.
Escucho el anuncio de que ya es hora.
Me niego a dejarla ir.
Siento a alguien sujetándome y obligandome a alejarme.
—¡Quiero estar contigo!— chillo y empiezan a bajar el cajón— ¡No te vayas, no me dejes solo!— grito sintiendo como se desgarra mi garganta— ¡Vuelve!
No hubo una despedida...
Me duele demasiado... porque nuestro primer te amo, fue nuestro último adiós.
