CAPITULO 31

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❝Apaga ,si quieres, tu lámpara, yo conoceré tu oscuridad y la amaré❞

R. Tagore

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Hoy mi princesa cumpliría 18 años

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Hoy mi princesa cumpliría 18 años.

Una de mis manos rodea su cintura y con la otra acaricio su cabello mientras dejo un beso en su frente y susurro palabras tranquilizadoras, pero no es suficiente,  la pegó más a mi pecho tratando de contener sus sollozos, sus manos se aferran arrugando mi camisa y su rostro se entierra en mi cuello.

—Ellos no están— afirmo y ella intenta calmarse— Nada de lo que pasó en tus anteriores cumpleaños pasará, porque yo te protegeré.

Me abraza más fuerte hasta que finalmente se queda dormida.

"Te protegeré", no, no lo hice.

Mis ojos poco a poco se cierran hasta dormirme con ella entre mis brazos.

Debí abrazarte más fuerte, no lo sabía, creí que...

No pensé que lo nuestro fuera tan importante para una tercera persona, supongo que una lágrima mía era una sonrisa para ella.

Al despertar ella aun sigue dormida, me levanto con cuidado y salgo de la habitación.

—¿Cómo está ella?— pregunta mi madre un poco preocupada.

—No lo sé, está durmiendo.

—¿Y si le preparamos algo? Me dijiste que sus cumpleaños es algo que no le gusta, pero podemos hacer algo con su hermana y los chicos, tal vez logremos que por primera vez disfrute sus cumpleaños— propone mi madre con una sonrisa.

—Tal vez, es la primera vez que estaría con su hermana— pienso en la idea y finalmente sonrió— Me parece buena opcion.

—No te preocupes, yo me encargare de todo— sonríe comprensiva— Ahora tu vuelve a esa habitación y salgan o mantenla distraída, haz que no llore, por favor. Me duele cuando sus ojos se cristalizan— pide ella con una mueca de tristeza— Cuidala Finn, ella es una buena chica.

—Lo haré mamá, no quiero ver mas lagrimas en sus mejillas, buscare la manera de que ella sonría— le doy un beso en la frente y vuelvo a la habitación.

Al llegar ella está de lado con las lágrimas mojando la almohada.

—Desahogate lo que quieras, estaré aquí a tu lado siempre— dejo que me cuente todo lo que sentía y trato de retener lágrimas con la impotencia de lo que le pasaba en esa casa.

Cuando ella me dijo que podíamos ir a buscar a la mujer que se hace llamar "madre", me negué inmediatamente. Ganaríamos y el juez le daría una sentencia a Bruno, pero no viendo a aquella mujer.

Parte de una estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora