Derrumbar

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C14: MIYA NO IBA A DARLES ESA SATISFACCIÓN



La noche que peleó con Langa huyó, intentó irse con la cabeza en alto. Pero estaba tan triste que ni siquiera podía llorar. Estaba drenado. Sin embargo Miya no fue a casa, fue a un muelle abandonado y se sentó ahí, dejando las piernas colgadas lejos del agua. De pronto, mirando el oscuro mar con la luna reflejada sintió de golpe el peso de lo que había cargado.

Su cuerpo estaba temblando, pero no tenía frío solamente temblaba. No podía respirar sentía que se ahogaba con el aire que lo rodeaba; la piel le escocía y comenzó a rascarse con fuerza, pero no funcionaba para aliviar la abrasante sensación que cubría su cuerpo; y noto que estaba hiperventilando. La cabeza le dio vueltas y la sintió tan pesada y nublada que llegó al punto que creyó que vomitaría en el agua frente a él o directamente caería a ella y se terminaría de ahogar.

No sabía que estaba pasando, nunca se había sentido así de mal, era como padecer 5 cosas diferentes de golpe. Sinceramente sentía que se estaba muriendo ¿Iba a morir así de patéticamente? esperaba sinceramente que no, ya había dado muchos problemas a los demás como para provocarles más. Su línea de pensamientos iba demasiado rápido como para centrarse en uno, pero a la vez sentía que podía verlos todos detenidamente.

El aire no estaba entrando a sus pulmones, o eso creía, porque también la posibilidad de que estuviera entrando en exceso era bastante viable, y las piernas le temblaban en violentos tics; jadeaba constantemente en busca de más aire he intentaba detener los temblores con los brazos, pero sus manos estaban más preocupadas en pellizcar y arañar sus brazos, cuello y lo que podía del torso. Temblaba y hervía en calor, sentía que su cuerpo entraría en combustión espontánea en cualquier instante. Mientras que en su cabeza no dejaba de reproducir imágenes con gran rapidez:

Sus antiguos amigos de la infancia burlándose de él y molestando constantemente, múltiples adultos llamándolo molesto; sus padres viendolo raro cuando decía algo que no les agradaba. Reki dándole la espalda y patinando lejos de él. Shadow ignorando lo mientras platicaba con el dueño de la tienda de skates. Joe y Cherry mirándolo tal decepción, que lo carcomía. Y Langa llamándolo molesto, un niño e impertinente. Más y más eventos del pasado donde por uno u otro motivo se sintió mal y sintió que las personas lo juzgaban y alejaban.

Poco a poco las imágenes pasan más lento, comenzó también a sentir la piel caliente ahí por donde habían pasado sus uñas, el cuerpo entero se le entumió, y sus piernas parecían haber corrido un maratón, porque sus músculos hormigueaban dolorosamente. Sus mejillas (y parte del cuello herido) ardían por la cantidad de lágrimas que había llorado, y su respiración comenzó a ser más lenta, llena de hipidos y suspiros.

Cuando el episodio acabó se sentía tan cansado que sólo quería tirarse a dormir donde estaba, pero no podría llegar después de que sus padres despertaran. No debían saber que su hijo salía carreras ilegales.

No supo cómo llegó a su casa sinceramente, su cerebro iba apagado en todas las demás funciones que no fueran recordarle en bucle las palabras del canadiense, además de las constantes preguntas: ¿Tan molesto soy?, ¿Por eso no tengo amigos?; Si soy todo lo que me han dicho... ¿Por qué sigo aquí?; ¿Por qué lo sigo intentando?, ¿Debería cambiar?,  ¿Qué tantas cosas malas hay en mi?.

Y todas culminan en un: Por eso estoy solo, por eso los demás se van. ¿Ya qué más da?. Pero aún así, manteniendo el orgullo que le quedaba y la muralla que se levantaba piedra a piedra, se dio cuenta que no le iba a dar la satisfacción a los demás de saber que lo habían derrumbado. 

UNA FAMILIA PARA MIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora