Saber

962 120 2
                                    



C17: ¿QUÉ MÁS DA SABERLO SI NO SE HACE NADA?

Reki patinó con fuerza hasta llegar al restaurante, pero antes de entrar recibió una llamada de la madre de Miya. El niño no estaba en casa cuando la mujer llegó y sólo dejó una nota decía que se había quedado a dormir con él. Ella solo quería saber si su niño estaba bien. Reki sintió que se derrumbaba cuando le mintió diciéndole que sí, pero que su teléfono estaba descargado y por eso no respondía. Quizá debió decir la verdad, pero no quería preocuparla; no sabía cuántas veces Miya les habría mentido a sus padres.

Y a todo esto ¿Dónde estaba Miya a más media noche, un viernes en el que "S" estaba inactivo? Sintió aún más presión en su pecho. Antes de consumirse en pensamientos negativos, Shadow lo sacó de su ensoñación y le dio una mirada comprensiva. Entraron a donde ya estaban Joe, Langa y Cherry; quién al igual que él parecía tener demasiados pensamientos intrusivos y jugaba distraídamente con una liga en su muñeca. Cuando Reki les contó lo que le había dicho su hermana y la señora Chinen hacía poco, el Sia la Luce se quedó en silencio; un silencio tan tenso que a más de uno le revolvía el estómago.

A pesar del aspecto pulcro de Shadow; fuera de su atuendo para competir. se veía tan serio que daba incluso más miedo que al patinar. Gruñó guturalmente y chocó estrepitosamente su vaso de agua contra la mesa.

— Ajá sí ¿y ahora qué? Sabíamos desde hace mucho que Miya no estaba bien y lo dejamos seguir apartando. ¿De qué nos sirve saberlo si nunca hicimos nada? Yo lo vi de reojo cuando mis comidas coincidían con Oka; y nunca lo invité a comer; ni tampoco intenté acercarme más, hasta que él se terminó alejando por completo. ¿Y de que me sirvió saberlo si no hice nada, hasta ahora que quizá sea tarde? ¿He? Reki dijo que llevaba semanas sin salir con él, sin hablarle, y cuando se dio cuenta de que Miya ya no estaba, se asustó y lo ignoró más; luego está todo lo que dijo Langa quien no se disculpó. Ustedes — dijo mirando a Cherry y a Joe— tampoco parece que intentaron que volviera y ahora ¿que vamos a hacer? ¿Qué más da saberlo si no hicimos nada?

Cherry lo miró molesto, no por la acusación, si no porque era verdad. Él se había preocupado por él, pero no insistió creyendo que era lo mejor; lo dejo irse y perder ese tinte familiar que tenían sus comidas; Joe tampoco había hecho más que mandarle ocasionalmente un mensaje y no haber insistido más en que fuera al Sia la Luce, para verlo sentarse en su lugar designado, a lado de donde Kaoru solía estar.

El silencio tan agobiante de la realidad se vio roto cuando el timbre del teléfono de Shadow sonó mostrando un número no registrado. Con la espalda sudada en frío respondió esperando lo peor. Quizá Miya estaba en problemas. 

UNA FAMILIA PARA MIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora