Cuerpos

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C15: ¿TAN MALO ES SER ÉL?



De nuevo Miya estaba con los "amigos" que había conocido, y con cada que ellos soltaban él se arrepentía de haber accedido a acompañarlos ese día. Hablaban de los cuerpos de las mujeres como si no fueran personas y lo estaba incomodando de manera real. Y cuando le preguntaron sobre qué clase de mujer le gustaba él no supo qué responder.

En realidad nunca le había importado, es decir, podía decir que alguien tenía bonito cabello, bonita nariz o alguna cosa así, pero no le interesaban. Sin ánimos de explicarles a esos idiotas lo que pasaba. Simplemente enumero las características que más habían repetido y ellos lo celebraron. Le ofrecieron un cigarro como si fuera el mejor de los honores; sin importarle lo tomó y lo encendió. Le seguía repugnando el sabor, la sensación y el olor; pero no tenía fuerza para lidiar con dar una negativa a esos intransigentes.

Quizá la respuesta más obvia a su constante incomodidad hubiera sido alejarse; pero, cuando estaba solo seguía teniendo esos episodios como los de la noche en el muelle. Así que prefería estar mal acompañado que sólo. Además con el poco tiempo que le quedaba libre lo invertía en estudiar tanto como su cuerpo aguantara, hasta caer dormido sobre el escritorio. No había vuelto a poner un pie en el "S" desde hace dos semanas, tampoco había hablado con nadie.

Y el único al que veía con cierta frecuenta era a Adam, quien últimamente le traía dulces para "intentar quitarle lo agrio". Sus padres no hacían preguntas; no mientras cumpliera con todo. Pero esa noche también tuvo una revelación de algo que no esperaba. Nadie nunca se le había declarado, nadie nunca le había regalado nada en San Valentín... Quizá al final su personalidad fuera tan desagradable que a nadie le atrajera...

UNA FAMILIA PARA MIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora