Tarde

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C18: MUY TARDE



Se dio cuenta muy tarde de algo que ya desde antes sabía. El grupo de "amigos" con los que había salido eran una mala influencia. En verdad eran personas peligrosas; pero ese día se estaban pasando la raya.

De acuerdo, él iba a patinar ilegalmente, si; pero ni de cerca estaba a lo que ellos estaban planeando hacer. Robar una tienda donde una mujer mayor atendía el turno noche, estaba simplemente mal. Él sabía que estaba mal hacerlo, podría causarle un paro cardíaco a la mujer; Miya no podía dejar de pensar en su abuela (quien tenía problemas del corazón) que murió por un paro cardiaco por un feo susto. Él no quería estar ahí pero de manera literal lo estaban arrastrando, y a la vez, no quería dejar que se salieran con las suyas. Así que teniendo todo el cuidado del mundo, marcó a la policía y lo dejó sonar mientras los otros planeaban sus fechorías; esperaba que eso fuera suficiente y llegaran las autoridades.

El se mantuvo lo más apartado que podía de ellos, pero aún lo estaba rodeando limitando sus posibilidades de irse. Tampoco traía su skate como para poder huir más rápido, y aunque quisiera, no era la persona mas rápida al correr; estaba asustado. Cuando el plan se llevó a cabo él estaba mirando alrededor buscando una manera de detenerlos al menos un poco y de simplemente ayudar a la señora. Pero cuando comenzaron con la amenaza (a mano armada) se aterró y no pudo actuar, se detuvo y solo miro desde las góndolas con productos, aun así al parecer su advertencia llegó a los oficiales, porque de repente estaba dentro de una patrulla hacia la estación.

Los otros estaban divididos en su patrulla y en otras dos que iban a su lado cerrando la caravana de luces azules y rojas. Sabía que ellos sabían que él los había delatado, él estuvo en contra más de una vez y quiso hacerlos cambiar de opinión. Se estaba agobiando, así que solo giro el rostro hacia la ventana dejando que el aire que entraba por la ventana del piloto lo despejara un poco; pero la sensación del metal en sus muñecas tras su espalda no estaba ayudando. Cuando por fin llegaron a la estación lo procesan quitándole sus cosas y mandándolo a una celda apartada. Lo hicieron esperar hasta que un policía fue a por él y lo metieron a una pequeña oficina (otra vez esposado).

— Sabes, es un poco raro que alguien nos avise cuando van a hacer algo ilegal; pero lo agradezco porque esa mujer es bastante amable y una muy buena persona.

Miya bajo la cabeza y por fin dijo la verdad en mucho tiempo:

— Me recordó a mi abuela, no quería que le pasara los mismo que a ella

El policía fue comprensivo y le pidió su huella para desbloquear el teléfono, entro al registro de llamadas y suspiro un poco alegre.

— Lo que hicieron estuvo mal, pero que intentarán detenerlo fue bueno, no tendrás cargos, o no como los demás, pero quedas fichado ¿De acuerdo hijo? Ahora, debes llamar a un adulto para que venga a recogerte.

El corazón y el estómago se le encogió de golpe y sintió ganas de vomitar.

— ¿Deben ser mis padres? — La voz le salió acongojada y el oficial pareció entender y le dijo que mientras fuera adulto no había problema. Le quitó las esposas y lo llevó a la zona de los teléfonos.

En ese momento se aterro pero llamo a el único adulto que no hará preguntas para sacarlo de ahí.

— ¡Al fin contestas! — Se odió un momento por sonar más aliviado que enfadado— Necesito que vengas por mí a la estación de policías del sur, y trae una identificación.

Miya colgó antes de que le pudieran decir que no.

UNA FAMILIA PARA MIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora