Toc-Toc

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C84: ¿Pa'? ¿Papá? Volví a casa.

Llegó al restaurante antes de que Cherry y Joe se fueran. Los vio besarse un momento, antes de compartir papeles por encima del mostrador. Sin querer ocultarse para siempre detrás de los cristales. Entró.

Joe fue el primero en reaccionar y acercarse para abrazarlo y revisarlo; cómo si esperara encontrar alguna herida. Amaba los abrazos de Joe, sentía como si sus cosillas fueran a quebrarse, pero a la vez eran tan reconfortantes. Kaoru tardó más en acercase. Se veía incómodo, avergonzado, preocupado.

Cuando Cherry y Miya se vieron, el adulto no se contuvo en darle un abrazo más suelto.

— Estás molesto conmigo. —sentenció Cherry.

— ¿Qué? No, ¿por qué crees eso? — Miya lo miró con toda la culpa que sentía.

—Llegaste al estudio, pero te fuiste y me evitaste todo este tiempo.

Lo cual no era una mentira. Sí alguien preguntaba, Miya no estaba sollozando, solo era la alergia al polvo. Aún así, los recuerdos de la caótica semana pesaron sobre su espalda.

— ¿Van a tener un hijo? —aún con todo, siempre creyó que era mejor tirar de la bandita de una sola vez.

Silencio.

—No, que yo sepa —Joe rompió el silencio. Con esa voz cargada de humor, pero esta vez, Miya sintió algo rancia su broma, como si Joe intentará tantear el terreno con él. Joe tendía a ser una mamá gallina constantemente.

— ¿De dónde sacaste eso? —Cherry lo tomó por los hombros, examinandolo.

—Estabas hablando de adopción con tu madre y que tú y Joe tendrían un hijo. —musitó en un suspiró tembloroso.

—¿Estamos teniendo un hijo y no sabía?

— ¿Qué? ¡No!. Miya, no estoy teniendo un hijo con el gorila. Ya tengo 3 mocosos pegados a mí, —bufó con gracia— y más tiempo del que alguna vez considere tener a alguien tan joven cerca. Cuatro si cuentas a la hermana de Reki. —La voz de Cherry se embargó de una bruma burlona. —Lo que oíste de los papeles, es para comprar un terreno juntos. No tendremos hijos. Mi madre es la que quiere que adoptemos niños. Porque no sabe que 3 niños nos adoptaron a nosotros.

Un gran peso se libero de Miya y soltó un pequeño sollozo más fuerte. Luego se aferró a Kaoru y a Kojiro, como siempre lo hacía. Más tarde ese día mientras pasaba la noche en la habitación de la que se había adueñado en la casa de Joe y Cherry, se daría cuenta que prácticamente Kaoru aceptó que sí eran una familia.

De  alguna manera extraña y bizarra, pero familia al fin y al cabo.

UNA FAMILIA PARA MIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora