Perro

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C26: UN PERRO MUY MALO

La sangre comenzó a salir de la nariz casi desviada de Tadashi. Bajo la cabeza obedientemente y se quedó ahí, dejando que la sangre fluyera a su pecho donde antes había estado una pulcra camisa blanca. Pero de alguna retorcida manera se lo merecía, él había delatado a su jefe y por su culpa Adam había amanecido amarrado y con un cuchillo clavado casi en la entrepierna.

Porque si Tadashi no hubiera dado aviso a esos imbéciles que el niño tenía por perritos guardianes, él hubiera podido tomar lo que tanto le venía poniendo en las últimas semanas. Porque esa carita sin emociones y casi desamparada había puesto a Ainosuke a soñar 20 maneras diferentes de cambiarlas. Porque cuando Langa comenzó a expresar más sus emociones y el jodido pelirrojo había hecho que el precioso príncipe cambiará le dejó de interesar.

Pero había llegado un pequeño gatito, echado de su hogar y él se quería quedar. Desgraciadamente su estúpido asistente tuvo que abrir la jodida boca y no para lo único que era bueno.

— Dime Tadashi ¿te divertiste echando a perder mi noche? — Adam lo sujetó por la camisa y lo levantó del piso. Con fuerza lo tomó por la quijada, sacándole un suave quejido — Recuerda, perrito: Tú me debes exclusividad a mi. Pero yo a ti no. ¿Entendiste?.

Tadashi le dio esa mirada suplicante y anhelante que lograba atraparlo. Pero su desobediente cachorro debía aprender la lección, así que en vez de besarlo como lo haría cuando hacía esa cara desamparada lo soltó de golpe y Tadashi cayó de espaldas.

— A ver si eso te hace aprender a controlar tus celos Tadashi.

Y de manera sumisa asintió. Nadie más que Tadashi sabrían qué lo motivó a hablar esa noche. Un nuevo e inexplorado sentimiento de culpa por un crimen nuevo que agregar a larga lista de Adam, y que esté específicamente fue en contra un niño o si se vio impulsado por los celos hirvientes que lo carcomía al pensarlo con alguien más que no fuera él. Sea cual sea el caso, los golpes que dejaron su piel amoratada valieron todos y cada uno de ellos. Al menos porque ese día Miya podía estar disfrutando una cajita feliz después de haber limado las primeras asperezas en su relación con los demás. 

UNA FAMILIA PARA MIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora