Siento que vivo en el paraíso. De una patada he expulsado a Armando fuera de él, siento que he tomado su lugar, o por lo menos lo hago en ese instante que me ocupa.
Dios mío, ¿recuerdan cuando dije que Beatriz me robaría horas y noches de sueño? Pues esta ha sido una, pero por suerte esta ha sido por estar con ella. No habré dormido más de tres horas esta noche. Las he dormido desordenadas, quizás de dos a cinco de la madrugada, quizás de tres a seis o de una a cuatro, no lo sé. Me siento un poco cansada, pero me da igual, me da absolutamente igual.
Tengo a Beatriz sobre mí, me cabalga de manera insaciable. Está totalmente entregada, puedo ver cómo su torso suda, cómo le brilla la frente por el calor, puedo ver cómo se muerde su labio inferior de puro placer, puedo ver que está a punto de llegar al orgasmo. Está abriendo los ojos poco a poco, está contactando visualmente conmigo. Me sonríe y yo enloquezco. No puedo separar mis manos de su pequeña cintura mientras ella sigue su infinito balanceo con aquel juguete que nos une a ambas.
—No pares, Beatriz. No pares, cielo. —Es lo único que le digo a trabas, porque casi no puedo ni hablar de la verdadera excitación que tengo, aunque creo que no tiene intención de ello. No va a parar, no lo ha hecho en más de media noche y no va hacerlo ahora.
Grita ahogadamente, grita medio contenida porque es consciente que deben ser las 6 de la mañana y no quiere despertar a medio hotel. Por favor, qué placer siento con ella. Qué intensa es en la cama, no me he sentido jamás así, ¡jamás!
Me provoca tantas sensaciones nuevas, es un delirio estar con ella.
lnevitablemente me pregunto, me cuestiono internamente mientras ella ya reposa sobre mí, si se comportará en la cama igual que con Armando. Sé que están buscando quedarse embarazados, sé que Beatriz quiere ser madre, pero, ¿se entregará igual como se entrega a mí? ¿Lo hará? Es más, ¿seguirán acostándose como yo lo hago con...
—¿En qué piensas, Marcela? —Me interrumpe de mis pensamientos.
Tengo su cabeza sobre mi pecho, porque Beatriz continúa tumbada sobre mí. Me sorprende que sin mirarme directamente sepa que tengo la cabeza en otro lugar.
—En nada, Beatriz. Tengo la mente en blanco. —Le respondo porque obviamente no quiero preguntarle eso. ¿Y si luego ella me lo pregunta a mí? ¿Qué le digo? ¿Que sí lo hago? ¿Que sigo acostándome con mi marido? No puedo correr ese riesgo. Es un tema que no quiero afrontar aún. Ya habrá tiempo.
—No me mientas, sé que estas pensando en algo. —Insiste
Qué lista es, cómo empieza a conocerme, cómo empieza a escuchar y entender todos mis silencios.
—Pensaba, Beatriz, que más vale que nos levantemos de la cama si queremos ir a ver a Blancanieves y la Bella durmiente. —Miento descaradamente.
Ella levanta levemente su cabeza, apoya su barbilla en mi pecho para mirarme y me sonríe con picardía.
—¡Que las jodan, Marcela! ¡Que las jodan a las dos y que se esperen! —Se parte sola de risa.
Yo abro la boca sorprendida por su respuesta y no reprimo tampoco una sonora carcajada. No me esperaba algo así. Esta niña es la onda, es tremenda, me encanta. ¡Me encanta muchísimo!
Después de estar un tiempo más abrazadas en la cama, viendo cómo amanecía, viendo cómo los rayos de sol se filtraban por la ventana, hemos conseguido arrancar e irnos a desayunar al bufette. No he querido ducharme con ella porque sé que si lo hacía nos tardaríamos igual que un eclipse en aparecer, así que lo hemos hecho por separado.
Lo cierto es que para mí ha sido un poco raro el hecho de levantarnos juntas, ducharnos, vestirnos estando la una con la otra. He sentido que Beatriz era como mi pareja, lo he sentido... pero no lo es. No es mi pareja. No es mía, no lo es.
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En Mi Siguiente Vida (Marcetty)
Fanfiction❝-¿Por qué pones esa cara? ¿No me crees? ¿No crees que hay un amor para cada persona? ¿Tu alma gemela? ¿Tu media naranja? Esas cosas, ya sabes...❞ La vida es impredecible. Los acontecimientos son a veces desconcertantes, pone las pruebas más duras p...